La Gran P… vive en la ciudad de las siete colinas


Desde ayer, y al notar la enorme cantidad de gente evangélica que está a favor del catolicismo defendiéndolo como doctrina de Cristo, aproveché el tiempo específico de oración que estamos transitando juntos e intensifiqué mi clamor para que el Eterno Dios saque a la luz todo lo oculto respecto a este tema.


Entonces fui directamente a  la Palabra de Dios, dónde se revela solamente la Verdad. Abrí la Biblia en Apocalipsis y leí los capítulos 17 y 18. En esos códigos proféticos se describe simbólicamente a una gran ramera, con sede en la ciudad de las siete colinas, que es Roma.  Es necesario asentar claramente que el Apocalipsis, más correctamente llamado Revelación, es el principal libro profético de la Biblia. Este libro no hace referencia solamente a eventos acontecido en el siglo uno, sino que también muestra visiones referidas a eventos que sucederían en la Tierra en los días previos a la llegada del nuevo cielo y de la nueva tierra. Por lo tanto, esa gran ramera representa a un poder religioso y diabólico que aparecería en el futuro en Roma.

Ahora bien, resulta que la verdadera Iglesia de Dios está desposada con el Cristo, tal como dijo Pablo (2Co.11:2), por lo tanto, una gran ramera, en lenguaje simbólico, es una iglesia falsa. Una organización religiosa totalmente infiel a Cristo el Señor. Una mujer que, según la descripción de Juan, se ha pasado su existencia fornicando con los reyes de la Tierra. Guiando a millones de seres humanos a que se postren ante imágenes para venerarlas.  ¡Justamente  postrarse ante imágenes es un puro acto de fornicación delante de Dios! Si estudiamos los siguiente pasajes bíblicos: Ez. 16:25-26, 30-34, Am. 7:17, etc. se nos revelará que Israel cayó en ese tipo de fornicación espiritual, cuando comenzó a postrarse ante las imágenes, y por eso es que Yahvéh los castigó severamente.


Es absolutamente imposible que esa gran ramera sea la Roma pagana del primer siglo, como algunos exégetas pretenden enseñar, por la sencilla razón de que esa Roma de los césares no pretendía ser la iglesia de Cristo, por lo tanto, es falso y ridículo aplicar el título de «gran ramera»  a la Roma pagana del siglo I. ¡solo se puede aplicar a una iglesia falsa con sede en Roma!

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