Jesús es arrestado en un día como hoy / Dió su vida por los pecadores como tú y como yo

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Juan 18:19-24

Anás interroga a Jesús
(Mt. 26.59-66; Mr. 14.55-64; Lc. 22.66-71)

19 Y el sumo sacerdote preguntó a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina.
20 Jesús le respondió: Yo públicamente he hablado al mundo; siempre he enseñado en la sinagoga y en el templo, donde se reúnen todos los judíos, y nada he hablado en oculto.
21 ¿Por qué me preguntas a mí? Pregunta a los que han oído, qué les haya yo hablado; he aquí, ellos saben lo que yo he dicho.
22 Cuando Jesús hubo dicho esto, uno de los alguaciles, que estaba allí, le dio una bofetada, diciendo: ¿Así respondes al sumo sacerdote?
23 Jesús le respondió: Si he hablado mal, testifica en qué está el mal; y si bien, ¿por qué me golpeas?
24 Anás entonces le envió atado a Caifás, el sumo sacerdote.

Aquí vemos como el Señor Jesús es arrestado y conducido a la presencia de Anás, sumo sacerdote emérito. Este arresto y juicio es ilegal, hecho a escondidas y de noche. El pueblo amaba a Jesús y lo hubiera defendido si el arresto se hubiera hecho a la luz del día. Esta gente sabía muy bien lo que hacía.

El interrogatorio fue ilegal porque no tenían testigos tal como marcaba la ley. Los hipócritas religiosos no tenían intenciones de buscar la verdad. Le preguntan a Jesús acerca de sus discípulos y de su doctrina. Jesús le responde que él ha estado hablando y enseñando en público, en las sinagogas y en el templo. “Pregunten a los testigos como deben, y sabrán lo que enseño”, dijo en otras palabras Jesús.

Los representantes religiosos estaban muertos de miedo al ver que la multitud se iba detrás de Jesús y querían hacerlo rey. Por eso buscaban la forma de quitárselo de encima. No les importaba saber la verdad, las tinieblas no buscan la verdad.

Juan 3:19-20
“Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas”.

Así, nuestro amado Señor, santo, justo, puro, es despreciado por los hombres impíos, los que aman más las tinieblas que la luz porque sus obras son malas y lo saben. No solo en aquel tiempo, sino también en este.

Santa Biblia, vs. Reina Valera


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