ESTUDIOS PROVERBIOS 15: DESARMAR LOS CONFLICTOS

Respuesta amable aplaca la ira, palabra hiriente enciende la cólera.

Verdaderamente no existe nada tan complicado como las relaciones interpersonales a todos los niveles, desde los más cercanos como pueden ser las familiares, pasando por las laborales, hasta las más lejanas, es decir, gente con la que simplemente interactuamos de tanto en tanto. A menudo, las relaciones están marcadas por la crispación y cualquier chispa, razonable o no, puede hacerlas saltar por los aires y provocar un conflicto.

Esta dificultad, no debemos olvidarlo, es una de las consecuencias del pecado que, tal y como vemos en Génesis 3, rompió las relaciones entre los seres humanos volviéndolas conflictivas y enfrentadas.

Proverbios, nuestro manual para la vida cotidiana, nos enseña y nos da una pauta para hacerlas más fáciles desactivando los conflictos que, con tanta frecuencia, se producen. ¿La clave? enfrentar el conflicto con palabras amables,  palabras blandas dice otra versión de la Biblia. Estas tienen la capacidad de frenar la espiral del conflicto al cortar de raíz lo que lo alimenta, es decir, la palabra hiriente.

El refrán castellano afirma que dos no riñen si uno no quiere. Si los dos quieren la espiral sólo hace que crecer y crecer porque ambos la alimentan por medio de palabras hirientes. A una le sigue otra y otra y otra y así hasta la saciedad. Sin embargo, cuando optamos por la palabra suave dejamos de alimentar el ciclo de la violencia y la crispación del mismo modo que si desaparece el oxigene el fuego no puede seguir esparciéndose.

Entenderlo es fácil ¿No lo es? Ahora bien, aplicarlo es otro cantar. Para poder hacerlo es preciso una buena autoestima personal. Lo es porque sólo entonces uno no siente que está siendo derrotado, maltratado, acobardado o agredido en algo que es importante. Hace falta una buena autoestima porque sólo aquellos que se saben seguros en quiénes son y que su valía como personas radica en su aceptación por Dios pueden ceder, incluso pedir perdón, comprender y, en definitiva, desarmar el conflicto.

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