Dos Monumentos.

Puente sobre el valle del río Tarn en FranciaAl que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre… a él sea gloria.Apocalipsis 1:5-6.

La palabra de la cruz es locura a los que se pierden; pero a los que se salvan, esto es, a nosotros, es poder de Dios.1ª Corintios 1:18.

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Si usted pasa por Millau, en el centro de Francia, puede ver dos monumentos:

El primero es una obra grandiosa: es el viaducto que pasa por encima del valle del río Tarn, el puente más alto del mundo, inaugurado en 2004. Para presentarlo se han utilizado todos los superlativos: longitud: 2840 m. Anchura: 32 m. Altura máxima: 343 m. Su arquitectura y realización constituyen la admiración de numerosos visitantes que se apiñan para ver esta maravilla del talento humano.

El segundo, más antiguo y de apariencia modesta, está erguido cerca del viaducto. Es una estela coronada por una cruz que lleva la siguiente inscripción:

Jubileo 1851
Viva Jesús. Él nos da su sangre,
Démosle nuestro corazón.
Viva la cruz, es nuestra salvación,
Nuestra consolación, nuestra esperanza.

Dentro de poco, del primer monumento no quedará nada, pues la Biblia dice que llegará el día en que “los cielos pasarán con grande estruendo, y los elementos ardiendo serán deshechos, y la tierra y las obras que en ella hay serán quemadas” (2ª Pedro 3:10). Al segundo le sucederá lo mismo, pero el mensaje que lleva, siempre actual, recuerdo de un acontecimiento que tuvo lugar hace más de 2.000 años, subsistirá eternamente. “Todo lo que Dios hace será perpetuo” (Eclesiastés 3:14).


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