Mi Vida.

MusulmanasBienaventurados los mansos, porque ellos recibirán la tierra por heredad… Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. – Mateo 5:5-8.

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«Nací en una familia musulmana en Niamey (Niger). Mi abuelo era conocido por ser un jerife muy poderoso. Cuando cumplí veinte años empecé a hacerme seriamente la pregunta sobre mi futuro eterno: ¿Qué sucederá después de la muerte? ¿Cómo estar en contacto con Dios? Al final decidí ir a un cura y pedirle el libro de los cristianos. Se sorprendió un poco debido a mi petición, pues sabía que yo era musulmán. Sin embargo me proporcionó un Nuevo Testamento (era exactamente el 4 de septiembre de 1985). Por primera vez tenía en mis manos un libro cristiano. ¡Estaba emocionado!

Me apresuré a leerlo empezando por el Evangelio según Mateo. Después de haber leído el capítulo 5, interrumpí mi lectura, pues no podía continuar. En toda mi vida nunca había leído algo tan hermoso. La enseñanza era pura, ¡todo respiraba verdad y santidad! Lo que leí respecto al tema de la ira, del amor hacia los enemigos: “A cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra” (Mateo 5:39), parecía salir de la misma boca de Dios.

Estaba conmovido. Sabía que ni yo ni ninguno de mi comunidad, incluso los más piadosos, cumplíamos ni siquiera un solo principio definido en este capítulo. A partir de ese día nació una seguridad en mi corazón: el libro de los cristianos contiene la verdad; ese libro es la Palabra de Dios». (Mañana continuará)


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