Honra ó riquezas, ¿ por cuál te decides ?

18:18 Un hombre principal le preguntó, diciendo: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
18:19 Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno, sino sólo Dios.
18:20 Los mandamientos sabes: No adulterarás; no matarás; no hurtarás; no dirás falso testimonio; honra a tu padre y a tu madre.
18:21 El dijo: Todo esto lo he guardado desde mi juventud.
18:22 Jesús, oyendo esto, le dijo: Aún te falta una cosa: vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme.
18:23 Entonces él, oyendo esto, se puso muy triste, porque era muy rico.
18:24 Al ver Jesús que se había entristecido mucho, dijo: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!
18:25 Porque es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.
18:26 Y los que oyeron esto dijeron: ¿Quién, pues, podrá ser salvo?
18:27 El les dijo: Lo que es imposible para los hombres, es posible para Dios.
18:28 Entonces Pedro dijo: He aquí, nosotros hemos dejado nuestras posesiones y te hemos seguido.
18:29 Y él les dijo: De cierto os digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o padres, o hermanos, o mujer, o hijos, por el reino de Dios,
18:30 que no haya de recibir mucho más en este tiempo, y en el siglo venidero la vida eterna. ( Lucas 18 ).

Para heredar la vida eterna, es necesario someterse al Señor, y seguirle.
Es imposible seguir al Señor cuando estamos inmersos en nuestros propios negocios, y ocupados en nuestras posesiones. No debemos permitir que nuestro llamado a servirle, se vea entorpecido por los bienes que poseemos. Este joven rico fué enfrentado a una situación en la que tenía que escoger, ó servir a sus riquezas, ó servir al Señor; las dos cosas son incompatibles entre sí. Seguir y servir al Señor, es también seguir su suerte; vivir como él vive, comer lo que él come, sufrir lo que él sufre, reir cuando él rie, llorar cuando él llora. Es estar siempre a su lado, y tenerle a él como la mayor riqueza, y la cosa de más valor para nuestras vidas. Todo aquello que tenga para nosotros más valor que él , nos apartará de él para siempre, porque lo que se tiene, se tiene que atender. El Señor le lanzó a éste joven un gran desafio. Le desafió a escoger entre él , ó sus riquezas. Lógicamente uno servirá a aquello que considere de más valor para su vida, ó para sus intereses. El Señor le dijo que para seguirle a él, debía vender todo lo que tenía, y dárselo a los pobres. El Señor no quería que le siguiese con todas sus riquezas, sino que se desprendiese de ellas, para no darle nunca ninguna ocasión tentadora de volverse a ellas. Debía por lo tanto escoger entre el Señor y sus riquezas. No podía tener ambas cosas. Eso sería como servir a dos señores; y como el Señor mismo dijo: » ninguno puede servir a dos señores; porque ó aborrecerá al uno y amará al otro , ó estimará al uno y menospreciará al otro. No podeis servir a Dios y a las riquezas» ( Mateo 6:24 ). El Señor exigía como requisito el que éste joven se desprendiese de sus bienes. El Señor no quería sus bienes; el Señor lo quería a él. El Señor había venido para anunciar el evangelio a los pobres. El Señor mismo, siendo rico , se hizo pobre por amor de nosotros; él dejo su lugar en la Casa del Padre, y vino a nosotros para ocuparse de nosotros. El mismo nos dió a todos nosotros un valor mayor que a todas sus riquezas; por lo que ,abandonándolas, se decidió por escogernos a nosotros. Somos para el Señor » un especial tesoro». El se despojó a si mismo , y lo dió todo por nosotros , hasta la ultima gota de su propia sangre. No escatimó nada por amor de nosotros , y lo dió todo por rescatarnos y redimirnos. Lo que el Señor le estaba pidiendo a éste joven rico, es que hiciera lo que ya él también había hecho. El Señor nunca pide que hagas lo que él primeramente no ha hecho. El Señor Jesús siendo rico como éste joven, abandonó sus riquezas; las repartió entre los pobres; porque él anduvo repartiendo sus bienes, y sanando por medio de ellos a los que estaban oprimidos por el diablo. ( Hechos 10:38 ).
El Señor quiere que nos hagamos como él; que sintamos con él una misma cosa; que caminemos con él en una misma senda; el quiere que le sigamos por donde quiera que él vá. Todo lo que poseemos se opone frontalmente a éste llamado. Es imposible seguir al Señor , si tenemos otros intereses que seguir, otros quehaceres. A veces somos como Marta; estamos afanados y turbados con todo lo que poseemos, sin caer en la cuenta de que solo una cosa es necesaria;
Hay un proverbio que dice:
Quién cuida de la higuera comerá su fruto, y el que mira por los intereses de su Señor, tendrá honra. ( Proverb 27:18 ).
Y es así con todos nosotros; cuando cuidamos de nuestros negocios, y de nuestras riquezas, comemos del fruto y del prestigio que nos proporcionan las mismas.
Pero cuando abandonamos éstas a petición del Señor para cumplir con su llamado, (!ojo!, solo si el Señor nos lo pide como hizo con éste joven ) y decidimos seguir e interesarnos por las cosas del Señor, de él recibimos gloria y honra, si atendemos su llamado, y no lo desechamos a él como hizo éste joven rico.
La decisión es nuestra; ¿ con quién nos quedamos ?, ¿ a quién serviremos ? ¿ trás de quien iremos ? ¿ honra ó riquezas ?.

Con amor,

TATIS


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