• Gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto. – 1ª Timoteo 6:6-8.
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Desde nuestras ventanas, que dan al centro de la ciudad, casi cada semana vemos pasar comitivas de manifestantes con sus pancartas.
No nos corresponde decidir si sus reivindicaciones son justas o no.
Simplemente notemos que el contentamiento no es un sentimiento que recorre las calles; lo que nos caracteriza es más bien la insatisfacción, justificada o no. Pero un creyente aprende a estar satisfecho con lo que tiene. Su Padre es el Dios a quien todo pertenece, y quien conoce las necesidades de cada uno de sus hijos. Deposita la confianza en Dios para que él se ocupe de sus verdaderos intereses, y sabe que todas las circunstancias de su vida concurren para su bien (Romanos 8:28). Por ello el apóstol Pablo, quien durante tanto tiempo estuvo en la cárcel debido al Evangelio, pudo declarar: “Gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento”.
Creyentes, aprendamos a estar contentos en las circunstancias por las cuales Dios permita que pasemos para nuestra formación: limitaciones físicas, privaciones, frío o calor, gente complicada con la que tenemos que tratar… Pablo escribió desde el fondo de una cárcel: “He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación” (Filipenses 4:11). Dice el salmita David: “Bendice, alma mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios” (Salmo 103:2).
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