GÉNESIS PARTE II/EL CICLO DE ABRAHAM/CAPÍTULO 16

Y dijo Saray a Abrán: —El Señor no me ha permitido tener hijos; acuéstate con mi esclava y quizás podamos tener familia gracias a ella. Abrán aceptó su propuesta. (GÉNESIS 16:2 BLPH)
La promesa del Señor no se cumplía y no había descendencia en la familia del patriarca. Saray, la esposa tuvo la “brillante” idea de que esta viniera de la unión de Abraham con su esclava Agar, algo que era legal y no era un procedimiento inusual, sin embargo era como intentar encontrar un atajo para acelerar el proceso. Era, ayudar a Dios de alguna manera. 
Esto suscitó un enfrentamiento entre las dos mujeres y una tensión entre los dos descendientes, Ismael e Isaac que dura hasta nuestros días en el enfrentamiento entre árabes e israelíes.
¿Qué aplicación tiene esto para mi realidad actual y para mi vida? Me ha hecho pensar en aquellas veces en que he estado tentado a ayudar a Dios. Las ocasiones en que no he tenido la paciencia para esperar en Él. Las situaciones en las que he considerado que yo sabía mejor cómo hacer las cosas y he pensado que había atajos, caminos más cortos y alternativos al esperar la voluntad de Dios.
No diré, porque no sería cierto, que siempre mi opción ha salido mal, pero siempre ha sido una opción de riesgo, porque siempre es una opción arriesgada el tomar un camino alternativo al del Señor y no esperar en Él.

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