La hora

¿Cuánto esperamos cierta «hora»? Contamos los minutos antes de salir del trabajo el viernes por la tarde. Contamos los días antes de la boda. Contamos los segundos antes que inicie el programa de televisión favorito. Contamos las semanas antes del nacimiento del bebé. Contamos los meses antes de Navidad. Y cuando llega el momento, sacamos fotos y las publicamos en facebook.

Pero casi no hablamos de las otras «horas». Leyendo el Evangelio de Juan encontramos que Jesús habló mucho de «su hora». Antes del capítulo 12 nos dice que aún no ha llegado su hora. Pero a partir de la entrada triunfal en su último viaje a Jerusalén, declara que la hora ha llegado. No hablaba de una boda o un nacimiento o un evento alegre. La hora de su muerte se aproximaba.

Entonces me remonto al libro de Ester, cuando Mardoqueo le pide que entre a la presencia del rey para interceder por los judíos. Ella titubea. Ella pasa un trago amargo. Pero Mardoqueo le dice: ¿Quién sabe si para esta hora has llegado?

No publicamos en facebook las fotos de la hora de la enfermedad o del dolor, del desempleo o de los roces en casa, de la mala conducta o de la muerte. Pero esa hora es esencial. Es en esa hora cuando, como en el caso de Ester, vemos qué tanto confiamos en Dios. ¿Diremos como ella: Si perezco, que perezca?»

Podemos confiar en un Dios que nos da alegrías y bendiciones. ¿Pero confiaremos en el mismo Dios cuando éste guarde silencio y parezca estar lejos?

¿Quién sabe si para «esa» hora habremos llegado?


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