LOS DOS TESTIGOS, Apocalipsis 11

(Pastores Gonzalo y Andrea Sanabria)
Introducción: Ésta es una sección de la Biblia dónde Dios permite que sus siervos sean vencidos por la bestia, y sus cadáveres serán exhibidos varios días. Pero finalmente Dios manifestará su poder y los habitantes de la tierra se aterrorizarán y darán gloria a Dios…     

LOS DOS TESTIGOS, Apocalipsis 11. 
A.    La medición del templo, vrs. 1-2.
“Entonces me fue dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el templo de Dios, y el altar, y a los que adoran en él. Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa cuarenta y dos meses”.
Nota: la medición nos habla de límites y ámbitos de destrucción o preservación; los gentiles tendrán su tiempo para hollar la ciudad por 3.5 años, éste templo se refiere al existente durante la gran tribulación, que será profanado por el anticristo. Cabe destacar aquí también que el enemigo no puede hacer más de lo que Dios mismo le permite, pues finalmente el Señor tiene todo el poder, autoridad y gobierno sobre todas las cosas. 
B.    Características de los dos testigos, vrs. 3-6. 
“…Estos testigos son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra. Si alguno quiere dañarlos, sale fuego de la boca de ellos, y devora a sus enemigos; y si alguno quiere hacerles daño, debe morir él de la misma manera. Estos tienen poder para cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía; y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre, y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran”.
1. Son profetas.
2. Dos olivos: indican que estarán llenos del Espíritu Santo.
3. Dos candeleros: resplandecerán por su testimonio y la gloria de Dios delegada en ellos.
4. Las señales que los acompañan hacen referencia a Elías y a Moisés (fuego, sequía, aguas convertidas en sangre, plagas…).
5. La tradición rabínica también sostiene que son Elías y Moisés.
6. Elías fue arrebatado al cielo (vivo) y el cuerpo de moisés estuvo rodeado de sucesos especiales. Veamos Deut. 34:5-7, lo sepultó Dios mismo y nadie sabe dónde (la expresión: “y ninguno conoce” en el hebreo es ish que significa hombre, ser humano). Hubo una disputa por el cuerpo, según Judas 9. Es significativo que Elías y Moisés aparecieron en la transfiguración de Jesús, es decir son mensajeros de Dios y no han dejado de serlo, y el Señor en su tiempo los usará dando cumplimiento a la palabra profética.
7. Debemos destacar también aquí el amor de Dios para con los hombres en todo tiempo, pues nunca se deja sin testimonio, una y otra vez habla a los hombres procurando su salvación.
  
C.    La muerte de los dos testigos, vrs. 7-10.
“Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará. Y sus cadáveres estarán en la plaza de la grande ciudad que en sentido espiritual se llama Sodoma y Egipto, donde también nuestro Señor fue crucificado”.
Nota: al terminar su obra (es decir después de profetizar por 3.5 años), el Anticristo hará guerra contra ellos y los matará. Sus cadáveres estarán 3,5 días en la plaza de la gran ciudad ¿cuál? Jerusalén, llamada aquí espiritualmente: Sodoma y Egipto, indicando la inmoralidad sexual de Sodoma (natural y/o espiritual) y la idolatría y orgullo de Egipto. Los habitantes de la tierra muestran su maldad y dureza de corazón, al regocijarse por la muerte de estos dos enviados de Dios.   
D.    Resurrección de los dos testigos, vrs. 11-14.
“Pero después de tres días y medio entró en ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los vieron”…
Nota: sin duda alguna, los habitantes de la tierra que se han alegrado por tres días y medio, ahora se asombran ante la resurrección y ascensión de los dos testigos, la Escritura añade “y sus enemigos los vieron”. Después de esto, suceden varias cosas:
1. Un gran terremoto,
2. Jerusalén es destruida en parte,
3. Mueren 7.000 personas,
4. Los demás aterrorizados (no arrepentidos) glorifican a Dios. 
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