NÚMEROS PARTE I/ LA GENERACIÓN DEL DESIERTO/ CAPITULO 11/ 4

El Señor le respondió a Moisés: ¿Es que tiene un límite el poder del Señor? Enseguida verás si lo que te he dicho se cumple o no.

El pueblo quiere carne y Dios afirma que la tendrá. Moisés habla con el Señor y le hace un comentario normal y natural: ¡No hay recursos suficientes para poder alimentar a más de seiscientos mil hombres!

El razonamiento de Moisés tiene todo el sentido del mundo y refleja nuestro acercamiento a la realidad. Nosotros sólo podemos hacer planes y procesar aquello que vemos o aquello que tenemos la capacidad de visualizar en nuestras mentes. Fuera de estas dos posibilidades, la realidad no existe y no nos podemos hacer una idea acerca de posibilidades o futuros alternativos.

Hay ocasiones en las que pienso en temas que me preocupan con respecto a mi futuro y se dispara la ansiedad porque mi mente no tiene la capacidad de generar escenarios alternativos. No puede generar nuevas opciones ni prever de dónde pueden venir las soluciones.

La respuesta del Señor es clara y contundente ¡Yo no tengo límites! Eso es una afirmación con respecto a Él mismo -su omnipotencia- y sobre nosotros -nuestra limitación-. Dios puede generar alternativas y posibilidades que nosotros no podemos ni siquiera imaginar o visualizar. Todo ello, precisamente, porque Él es Dios.

Cuando pienso en mi propia experiencia no me avergüenzo de la ansiedad que genera mi incapacidad de ver alternativas o caminos donde parece no haberlas. Es normal, es natural, es el resultado de ser limitado. Lo que me preocupa es que no tenga la capacidad de traerlo a la superficie, hablarlo con Él y esperar confiadamente que me sorprenda.

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