TÚ ERES DIOS



Antes que
naciesen los montes y formases la tierra y el mundo, desde el siglo y
hasta el siglo, tú eres Dios. Sal. 90:2.

Tú naciste para
vivir. El plan original de Dios era que el ser humano viviese
eternamente. Su inmortalidad dependería de su relación con la fuente de
la vida, que es Dios.

Lamentablemente, Adán y Eva cortaron esa
relación. Comieron del fruto del que Dios había dicho: «Del árbol de la
ciencia del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comieres,
ciertamente morirás».* El resultado fue la muerte. «La paga del pecado
es muerte».**

Hubiera sido menos doloroso si después del pecado
la criatura muriese instantáneamente. El sufrimiento hubiera sido
evitado. Pero la muerte es un proceso lento que, en el caso de Adán
llevó 930 años para llegar al fin.

Aquellos años fueron de muerte
lenta. El dolor, el sufrimiento y la angustia fueron el resultado de su
desobediencia. El engaño, la mentira y la traición pasaron a formar
parte de su experiencia. Te imaginas a Adán y a Eva contemplando el
cuerpo muerto de su hijo Abel? Nada de eso hubiera sucedido si la
primera pareja hubiera seguido el consejo divino.

Las
experiencias duras de una vida de dolor, le enseñaron a los primeros
seres humanos que la obediencia a los consejos divinos es garantía de
tina vida feliz. A pesar de eso, nadie tiene la inmortalidad. Solo Dios
existe desde el «siglo v hasta el siglo», es decir, de «eternidad a
eternidad». «Los días de nuestra edad son setenta años; v si aun en los
más robustos son ochenta años; con todo, su fortaleza es molestia v
trabajo, porque pronto pasan, y volamos», declara el autor del salmo de
hoy en el versículo 10.

No tengas miedo de la muerte. Encárala
como encaras los desafíos de la vida. Estamos en este mundo para
aprender a administrar la vida. Si tú no sabes administrar 70 u 80 años,
¿cómo vas a administrar la eternidad?

Tu Dios es eterno y ha
prometido retornar en la persona de su Hijo para buscarte. En aquel día,
llegará al fin la experiencia amarga de la muerte. Tú resucitarás y
vivirás eternamente.

Por eso, deja brillar la esperanza en tu
corazón hoy. Nada está perdido. Nada está acabado. Aunque desde la
perspectiva humana la muerte puede parecer victoriosa, será finalmente
derrotada, porque: Antes que naciesen los montes y formases la tierra y
el mundo, desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios».

*Gen.
2:1, **Rom. 6:23.


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