Poniendo límites a mis pensamientos

limpiar mi mente

Aun cuando he dejado el pecado sexual y físicamente ya no he caído, en mis pensamientos anidan los recuerdos del pasado, imágenes y demás… ¡Sigo batallando en mi mente con deseos que se convierten en una tentación para volver a caer! Sin embargo, he aprendido que así como necesite de LÍMITES en mi conducta para dejar el pecado sexual, mi mente necesita LÍMITES también para romper con cualquier pensamiento venenoso y doloroso que quiera formar parte de mi vida.

Establecer límites al pensamiento significa para mí, tres aspectos:

1. Reconocer que yo soy el responsable por lo que pienso.

Generalmente, tiendo a no analizar mis pensamientos y a permitir que entren ideas incorrectas y que no agregarán valor a mi identidad. Debo saber que no puedo “entregar” mi mente a nadie ni a nada. Esto implica que tengo que cortar con TODO lo que genere un pensamiento pecaminoso. Cortar relaciones, ciertos ambientes, Internet, música, etc. También tengo que aprender que soy “pensadora independiente”. Nadie ni nada puede influir en mi mente a menos que “yo” se lo permita. Debo considerar las cosas por mi misma y no dejarme influir por ideas ni corrientes culturales.

Con esto debo preguntarme: ¿Qué esta influyendo en mi mente? ¿Qué personas contribuyen a que tenga ideas incorrectas? ¿Qué debo cortar de mi vida para ser cada vez más libre?

2. Crecer en conocimiento y ampliar mi mente.

¿Cómo voy a sustituir los pensamientos pecaminosos? Mediante el conocimiento de Dios y de Su palabra, no hay otra forma.

A toda hora siento un nudo en la garganta por el deseo de conocer tus juicios. Tus estatutos son mi deleite; son también mis consejeros. Salmos 119:20,24 (Nueva Versión Internacional)

Mi mente debe glorificar a Dios, por lo que debo darle la bienvenida en mis pensamientos a toda idea que venga de Él.
Con esto debo preguntarme: ¿Estoy adquiriendo nuevo conocimiento de la Biblia? ¿Estoy tomando un tiempo de devocional diario para renovar mis pensamientos?

3. Rectificar cualquier pensamiento tergiversado.

Tengo la tendencia a tergiversar y mal interpretar mis pensamientos y percepciones. No veo con claridad porque tengo vigas en mis ojos (Mateo 7:3, 4, 5). Entendiendo esto, debo procurar revisar ACTIVAMENTE en que cosas puedo estar equivocada. Esto me lleva a comunicarle a alguien más lo que tengo en mis pensamientos. Pablo dice “¿Quién conoce los pensamientos del ser humano sino su propio espíritu que esta en él?” (1 Corintios 2:11). Debo expresar mis pensamientos y mis dudas, para que sean evaluados también por alguien más. Esto implica buscar a un compañero maduro espiritualmente que me ayude a enfocar mis ideas; un compañero que este dispuesto a frenarme en el tumulto que puede convertirse mi mente.

Debo preguntarme: ¿Cuento con un compañero al que pueda rendirle cuentas de mis pensamientos? ¿Estoy rindiendo cuentas de lo que hay en mi mente? ¿Estoy sacando a luz lo que ataca mi mente de manera recurrente?

Se que el pecado me hizo vivir y tomar decisiones sin establecer límites, por lo que se que mi mente se rige a ese principio: VIVIR SIN LIMITES. Así como estuve decidida a abandonar mi pecado físicamente, estoy decidida a abandonar toda idea que no le de la Gloria a Dios. Mi meta es vivir en santidad para ÉL. Hoy decido establecerle límites a mi mente, decido escoger pensamientos que honren a Dios y eliminar por completo los que comprometan mi pureza.


Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.