El ministerio del apostol Juan en su madurez (semana 12)

El ministerio del apostol Juan en su madurez (semana 12)
Lunes
Lectura bíblica: Ex 30:23-24,30; Mt 3: 13-17; Jn 1,:29; Ap 5:5
Leer con oración:
«Y el que nos confirma con vosotros en Cristo, y el que nos ungió, es Dios, el cual también nos ha sellado, y nos ha dado las arras del Espíritu en nuestros corazones» (2 Co 1:21-22).
LA UNCIÓN EN EL NUEVO TESTAMENTO
Vimos en mensajes anteriores que Dios encarga a Sus siervos responsabilidades, haciéndolos Sus ministros, conforme a Su voluntad. Pero, para que ellos ejerzan sus ministerios es necesario que sean ungidos.
En el Antiguo Testamento, la unción era un aceite sagrado compuesto por cuatro especias, que eran añadidas al aceite de olivas. Conforme a lo que veremos a continuación, las cuatro especias representaban aspectos de la obra que el Señor Jesús realizó.
La primera de ellas, la mirra, se refiere a la muerte del Señor; la segunda, la canela, a la eficacia de Su muerte; la tercera, el cálamo aromático, que aparece en los pantanos, se refiere a la resurrección; y la cuarta, la casia, que está relacionada con la eficacia de la resurrección de Cristo (Ex 30:23-24). Por tanto, los componentes del aceite sagrado de la unción demuestran la obra del Señor Jesús.
Las cuatro especias eran divididas en tres unidades de quinientos siclos, que se refieren al Dios Triuno. Además, el hecho de que la unidad intermedia de quinientos siclos era dividida en dos partes se refiere a la obra del Hijo de Dios, que fue partido por nosotros con el propósito de abrirnos un nuevo y vivo camino al Lugar Santísimo.
Este aceite de la unción era el mismo con el cual los sumos sacerdotes y los sacerdotes eran ungidos en el Antiguo Testamento (v. 30). El Señor Jesús, no fue ungido con ese aceite, sino con el Espíritu de Dios mismo, conforme al relato de Mateo, al inicio del Nuevo Testamento (Mt 3:16-17).
Cuando el Señor tenía treinta años, al comienzo de Su ministerio, se dirigió a Juan el Bautista para ser bautizado (v. 13). Después de salir del agua, el Espíritu de Dios descendió sobre el Señor como paloma para ungirlo. Este acontecimiento registra el comienzo del ministerio del Señor Jesús, el hijo de David, que es el León de la tribu de Judá, y también el Cordero de Dios para nuestra redención (Mt 1:1; Ap 5:5; Jn 1:29).
Por medio de Su obra redentora y Su resurrección, el Señor se hizo el Espíritu (1 Co 15:45; 2 Co 3:17). Hoy, en el ministerio neo-testamentario, la unción no es más exterior, sino interior; no es más física y visible, sino invisible, pues es el Espíritu (1:21-22).
Punto clave: Hoy, la unción es el Espíritu.
Su punto clave:
Pregunta: ¿Cuál es la importancia de la unción?

MARTES
Lectura bíblica: Gn 12:1-2; 38:1-27; Mt 1:1-3
Leer con oración:
Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo» (He 2:14).
UN HOMBRE MARAVILLOSO QUE VINO DE UNA GENEALOGÍA NO TAN MARAVILLOSA
El evangelio de Mateo comienza con la genealogía de Jesucristo, un hombre maravilloso. Su genealogía habla de Jesús como un rey y es por eso que no comienza a
partir de Adán, sino de Abraham, que Dios llamó, de cuya descendencia surgió el reino de Israel que representaba al reino de Dios en la tierra (Mt 1:1; Gn 12:1-2).
La genealogía de Jesús muestra que Él es tanto el hijo de Abraham como de David. Por ser descendiente del hombre, Jesús tenía un cuerpo de carne, pero sin pecado -tenía sólo la semejanza de carne de pecado- (Ro 8:3; He 2:14). También, como hombre, por ser descendiente de un rey, el Señor Jesús necesitaba ser ungido para ser un rey.
Además, la genealogía registrada por Mateo hace referencia a cinco mujeres: cuatro de ellas no tenían una situación adecuada, mientras que la quinta, María, era una virgen pura. La genealogía del Señor también revela que Sus ancestros, según la carne, eran pecadores. Esto indica que, aunque no tenía pecado, Jesús participó de carne y sangre para rescatar a los hombres de sus pecados.
Para ello, necesitó ir a la cruz para sustituir a los pecadores, derramando Su sangre para redimirlos (He 9:22).
En Mateo 1:2 leemos: «Abraham engendró a Isaac, Isaac a Jacob, y Jacob a Judá y a sus hermanos». En este versículo vemos una línea que comienza con Abraham y pasa por Isaac, Jacob y Judá. En Apocalipsis 5:5, el Señor es el 1eón de la tribu de Judá, porque es descendiente de Judá.
Judá, por medio de Tamar, engendró a Fares y a Zara (Mt 1:3). Veamos el registro de estos hechos en Génesis «Aconteció en aquel tiempo, que Judá se apartó de sus hermanos, y se fue a un varón adulamita que se llamaba Hira. Y vio allí Judá la hija de un hombre cananeo, el cual se llamaba Súa; y la tomó, y se llegó a ella» (38: 1-2). De su mujer, Judá tuvo tres hijos: Er, Onán y Sela. Para Er, su primogénito, Judá tomó por esposa a Tamar (v. 6). Por tanto, Tamar era la nuera de Judá, que se había casado con su hijo mayor.
«Y Er, el primogénito de Judá, fue malo ante los ojos de Jehová, y le quitó Jehová la vida» (v.7). Por eso el primogénito de Judá, Er, murió sin dejar descendientes. En aquel tiempo, la ley de los levitas exigía que el hermano de aquel que murió engendrara descendientes para el que había muerto (v. 8).
Onán, sin embargo, sabía que el hijo que Tamar tuviera no sería considerado suyo, por eso no quiso dar descendencia a su hermano e hizo lo malo antes los ojos del Señor, por lo que el Señor también lo hizo morir (vs. 9-10). Judá tuvo temor de que, si diera a Tamar a su tercer hijo, Sela,
él también muera. Por ese motivo, le dijo a Tamar que esperara hasta que Sela creciera.
Con el paso del tiempo, también murió la mujer de Judá, «Después Judá se consoló, y subía a los trasquiladores de sus ovejas a Timnat, él y su amigo Hira el adulamita» (v. 12b). Tamar, al darse cuenta de que Sela ya era adulto y que su suegro no se lo había dado por esposo, se disfrazó de ramera y engañó a su suegro, que terminó llegándose a ella. Al no tener Judá con qué pagarle, le pidió Tamar su sello, su cordón, y su báculo
(v. 18). De esa manera Tamar concibió de su suegro.
Judá, sin saber con certidumbre lo que había sucedido y al concluir que ella había adulterado, quiso quemarla (v. 24). Cuando ella le presentó los objetos que él le había dejado, «Judá los reconoció, y dijo: Más justa es ella que yo, por cuanto no la he dado a Sela mi hijo. Y nunca más la conoció. Y aconteció que al tiempo de dar a luz, he aquí había gemelos en su seno» (vs. 26-30). Estos gemelos eran Fares y Zara.
Punto clave: Jesus un hombre maravilloso
Su punto clave:
Pregunta: ¿Cuál es la finalidad de la genealogía de Jesus?

MIERCOLES
Lectura bíblica: Jos 2:1-6; Rut 4:21-22; 2 Sam 11:1-17; 12:13-25
Leer con oración:
«Ten Piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; conforme a la multitud de tus Piedades borra mis rebeliones. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí» (Sa1 51:1, 10).
RAHAB, RUT y LA MUJER DE URÍAS
La segunda mujer citada por Mateo en la genealogía del Señor Jesús fue Rahab. Mateo 1:5 dice: «Salmón engendró de Rahab a Booz».
Cuando Josué estaba listo para comenzarla conquista de la tierra de Canaán, mandó a dos espías a la ciudad de Jericó, donde Rahab era una ramera. Los hombres de Jericó querían tomar a los espías presos, pero Rahab los escondió (Jos 2:1-6). Por causa de eso, ella y todos los que estaban en la casa con ella fueron salvados cuando la ciudad fue destruida. Uno de aquellos dos espías, Salmón, llegó a ser el marido de Rahab, de quien nació Booz.
Booz, por su parte, se casó con Rut, que era moabita, descendiente de la relación incestuosa de Lot, sobrino de Abraham, con una de sus hijas (Gn 19:36-37). Rut
se sometió al arreglo de Dios y fue bendecida. Booz,de Rut, engendró a Obed; Obed a Isaí; e Isaí fue el padre del rey David (Rut 4:21-22).
Cuando David ya era rey, en cierto momento, estaba sobre el terrado real y vio a la mujer de Urías, que era muy hermosa. David mandó a buscarla, y la tomó; y vino a él, y él durmió con ella y concibió (2 S 11:2-5).
Después, David mandó a llamar a Urías de la guerra, con la intención de que durmiera con su esposa para que así el niño que iba a nacer fuera considerado como suyo. Sin embargo, aun habiendo regresado de la guerra, Urías no quiso volver a su casa (vs. 6-9). Entonces David lo mandó de regreso y le ordenó al comandante del ejército que lo pusiera en el frente de batalla, en la parte más peligrosa, con el propósito de que muriera (vs. 14-17), lo que efectivamente sucedió.
. Por causa de ese episodio, Dios se desagradó mucho de David (12;1-9), el cual reconoció su pecado y se arrepintió (vs. 13; cfr. Sal 51). Por eso el Señor lo perdonó, pero, puesto que David había dado motivos, para que los enemigos del Señor blasfemaran, El hizo que el niño que había nacido enfermara (2 S 12:15).
David permaneció en oración mientras el niño resistía (v. 16), pero, finalmente murió. Sus siervos tuvieron temor de contarle que el niño había muerto. Entonces el rey entendió que el niño ya no vivía, se levantó de la tierra, se lavó, se ungió, cambió sus ropas y comió (vs. 20-23).
Del arrepentimiento de David y del perdón de Dios, un hijo fue engendrado de la mujer que había sido de Urías, a quien se le dio el nombre de Salomón; y el Señor lo amo’ (vs. 24-25).
Punto clave: Salvados, bendecidos y perdonados.
Su punto clave:
Pregunta: ¿Qué hizo David después que el niño murió?

JUEVES
Lectura bíblica: Gn 3:8-9; 4:26; Mt 1:16-23
Leer con oración:
«He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros» (Mt 1:23).
MARÍA ENGENDRÓ A JESÚS, EMANUEL
La quinta mujer mencionada por Mateo en la genealogía de Jesús es María (Mt 1:16). A diferencia de las demás, ella era una virgen pura, y antes de cohabitar con José, se halló que había concebido del Espíritu Santo (v. 18).
Los versículos 19-21 dicen: «José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».
El Señor recibió dos nombres: Jesús, que significa Jehová salva o Jehová es la salvación; y Emanuel, que quiere decir Dios con nosotros (v. 23).
Ambos nombres del Señor son muy significativos, porque Dios creó al hombre y a la mujer para que ellos fueran Su complemento, Su compañera.
Cuando Dios creó a Adán y Eva y los puso en el huerto de Edén, ellos disfrutaban de la presencia de Dios y Él también se alegraba con la presencia de ellos. Sin embargo, cuando Adán y Eva comieron del árbol del conocimiento del bien y del mal fueron abiertos sus ojos, percibieron que estaban desnudos, tuvieron vergüenza, y por eso se escondieron de la presencia de Dios.
Pero Dios, que ama al hombre y quiere que esté en Su presencia, salió en busca de él: «Y oyeron la voz de Jehová Dios que se paseaba en el huerto, al aire del día; y el hombre y su mujer se escondieron de la presencia de Jehová Dios entre los árboles del huerto. Mas Jehová Dios llamó al hombre, y le dijo: ¿Dónde estás tú?» (Gn 3:8-9). Dios se entristeció por no haber encontrado al hombre que había creado y cuya presencia tanto anhelaba. De la misma manera hoy, nosotros necesitamos de la presencia de Dios, y Él también necesita de la nuestra.
Necesitamos orar siempre al Señor, porque, por medio de la oración nos acercamos a Dios. Muchas veces, cuando no tenemos ningún problema, terminamos alejándonos de Él. Por eso permite que algunos problemas nos sobrevengan, a fin de que nos volvamos a Él.
Aunque Adán falló en el huerto de Edén, nos dejó un legado importante: él nos dejó el ejemplo de invocar el nombre del Señor (4:26). Por eso, cuando tenemos problemas, oramos; y cuando no tenemos problemas, invocamos el nombre del Señor. Así, tenemos la presencia de Dios, y por medio de nuestra oración, Dios tiene nuestra presencia.
Punto clave: Dios quiere tener nuestra presencia.
Su punto clave:
Pregunta: ¿Cómo se relacionan los dos nombres del Señor con nuestra experiencia?

VIERNES
Lectura bíblica: Mt 2: 1-6, 13-16; 22-23; 3: 1-2, 11-17
Leer con oración:
«Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó» (Mt 3:15).
ADORADO PERSEGUIDO Y BAUTIZADO
¡Gracias al Señor! El nacimiento de Jesús fue muy especial para nosotros. Su nacimiento es maravilloso, Su persona es maravillosa y Su nombre también es maravilloso.
El evangelio de Mateo narra que algunos magos del oriente fueron a Jerusalén, guiados por una estrella que les indicaba dónde nacería el rey de los judíos: «Diciendo, ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó, y toda Jerusalén con él Y convocados todos los principales sacerdotes, y los escribas del pueblo, les preguntó dónde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: En Belén de Judea porque así está escrito por el profeta» (Mt 2:2-5). Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella (v. 7).
El rey Herodes pretendía matar al niño, pero los magos lo encontraron antes que él, lo adoraron y se fueron sin volver a la presencia de Herodes. Al saber de las intenciones de Herodes, un ángel del Señor apareció a José y le dijo que tomara al niño ya su madre y huyera a Egipto (2: 13). Frustrado por no haber encontrado al niño Jesús, Herodes mandó matar a todos los niños menores de dos años (v. 16).
Después de la muerte de Herodes, José volvió de Egipto a Judea. Eso sucedió para que se cumpliera la profecía: De Egipto llamé a mi Hijo» (v. 15). Al volver a la tierra de Israel y por una advertencia divina, José se fue a la región de Galilea (v. 22). Galilea era una región pobre y despreciada. Allí, se fueron a vivir a una ciudad llamada Nazaret y por eso, el Señor también era conocido como el Nazareno (v. 23).
Muchos años después, antes de que el Señor iniciara Su ministerio, «vino Juan el Bautista predicando en el desierto de Judea, diciendo: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado» (3: 1-2). Como vimos la semana anterior, Juan había sido designado por Dios para que fuera el precursor del Señor y le preparara el camino. Él predicaba: «: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado». Además, bautizaba a las personas, e incluso los fariseos y saduceos venían a él (vs. 5-7).
Mateo 3: 11 registra las palabras de Juan acerca del Señor Jesús: «Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego». Antes de empezar Su ministerio, el Señor Jesús fue para ser bautizado por Juan, pero éste Le dijo: «Yo necesito ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí? Pero Jesús le respondió: Deja ahora, porque así conviene que cumplamos toda justicia. Entonces le dejó» (vs. 14-15).
La justicia a la que el Señor se refería significa obedecer aquello que Dios había determinado. La determinación de Dios para aquel momento era que todo hombre fuera bautizado por Juan el Bautista.
Primeramente, era necesario que el Señor Jesús recibiera el bautismo de Juan, para que después Juan mismo reciba el bautismo del Señor. El Señor fue bautizado por Juan (vs. 16-17), sin embargo, Juan el Bautista no recibió el bautismo de Jesús, no Le entregó sus discípulos, sino que los envió para interrogarlo (11: 2- 3). Según la determinación de Dios para nosotros hoy, necesitamos del arrepentimiento, del Espíritu y del fuego.
Punto clave: Necesitamos del arrepentimiento, del Espíritu y del fuego.
Pregunta: ¿Qué es cumplir la justicia en los días de hoy?
SABADO
Lectura bíblica: Mt 4: 1-11
Leer con oración:
«No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mt 4:4).
EL SEÑOR VENCIÓ LAS TENTACIONES CON LA PALABRA
En Mateo 4:1-11, vemos el relato de la tentación del diablo al Señor. En esa ocasión, el tentador le dijo a Jesús: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan» (v. 3b). Al usar estas palabras, el diablo se estaba refiriendo a la palabra misma de Dios.
Deuteronomio 8:7, se refiere a la buena tierra de Canaán: «Porque Jehová tu Dios te introduce en la buena tierra, tierra de arroyos, de aguas, de fuentes y de manantiales, que brotan en vegas y montes».
En este versículo vemos las riquezas de Canaán: las riquezas del Padre, del Hijo y del Espíritu. Los arroyos se refieren al Espíritu; las fuentes, al Señor Jesús; y los manantiales están relacionados con Dios Padre.
En los versículos del 8 al 10 del mismo capítulo, vemos: «tierra de trigo y cebada, de vides, higueras y granados; tierra de olivos, de aceite y de miel; tierra en la cual no comerás el pan con escasez, ni te faltará nada en ella; tierra cuyas piedras son hierro, y de cuyos montes sacarás cobre. Y comerás y te saciarás, y bendecirás a Jehová tu Dios por la buena tierra que te habrá dado».
El Señor fue tentado, por primera vez, por Satanás: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan» (Mt 4:3), pero lo venció por medio de la palabra divina: «El respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (v. 4).
La segunda tentación está registrada en los versículos del 5 al 6: «Entonces el diablo le llevó a la santa ciudad, y le puso sobre el pináculo del templo, y le dijo: Si eres Hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: a sus ángeles mandará acerca de ti, y, en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra». El diablo usó la misma Palabra para tentar al Señor, pero Jesús también usó la palabra de Dios: «Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios» (v. 7).
La tercera tentación del Señor está registrada en Mateo 4:8: «Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos». Inmediatamente, Satanás le propuso al Señor que, si Él lo adoraba, le daría todo eso (v. 9), sin embargo, una vez más, Jesús respondió con la palabra de Dios: «Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, y a él sólo servirás» (v. 10).
El Señor venció las tentaciones y el diablo Le dejó (v. 11).
Punto clave: Vencer las tentaciones con la Palabra.
Su punto clave:
Pregunta: ¿A qué se refiere la primera tentación del Señor?

DOMINGO
Lectura bíblica: Mt 4:14-22; Hch 18:3
Leer con oración:
«El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres (Lc 4:18a). Recorría Jesús todas las ciudades y aldeas, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo» (Mt 9:35).
UNGIDO PARA PREDICAR EL EVANGELIO DEL REINO
Mateo 4: 14-16 relata: «para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles; el pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; y a los asentados en región de sombra de muerte, luz les resplandeció».
Nosotros también estábamos en tinieblas, como el pueblo mencionado en los versículos citados, pero el Señor vino hasta nosotros. Nosotros no buscamos la luz, sino que ella llegó hasta nosotros. ¡Aleluya!
Jesús había sido ungido por el Espíritu Santo con el propósito de que predicara el evangelio del reino (Lc 4:18; cfr. Mt 9:35). Al comienzo de Su ministerio, Él llamó, en primer lugar, a Pedro y Andrés, los cuales estaban echando las redes al mar. Jesús les dijo: «Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres» (4:19). Y enseguida, Él llamó a Jacobo y a Juan, que estaban remendando redes (vs. 20~22).
Pedro y Andrés eran pescadores y el Señor hizo de ellos pescadores de hombres. Sin embargo, sabemos que las redes de pesca constantemente se rasgan y necesitan ser remendadas, de lo contrario se pierden los peces.
Algún tiempo después, el Señor ganó al apóstol Pablo, que hacía tiendas (Hch 18:3). El oficio de Pablo prefiguraba que su ministerio sería para la edificación de la iglesia. Pablo predicaba el evangelio a las personas y las ponía en la iglesia, a fin de que fueran edificadas. No obstante, incluso en su obra, lamentablemente las «tiendas» se rompieron. Las «tiendas» de Pablo también necesitaban que alguien las remendara.
Pedro pescaba hombres, por medio del evangelio y los ponía en la iglesia. Pablo, por su parte, los instruía y edificaba la iglesia. Finalmente, Dios necesitó usar el ministerio de Juan para remendar, con Espíritu y vida, las «tiendas» edificadas por Pablo que habían sido dañadas a lo largo del tiempo. Juan recobró la condición normal de la iglesia.
Punto clave: Ungido para predicar el evangelio del reino.
Su punto clave:
Pregunta: ¿En qué consistía el ministerio de Pedro, Pablo y Juan?
Lectura de apoyo:
Venga Tu reino – caps. 4, 9 y 10 – Dong Yu Lan.
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Aguas refrescantes 27 de julio
Entonces conoceré como fui conocido. 1 Corintios 13:12.
Cuando estemos delante del tribunal de Cristo, compare¬ceremos en su presencia no sólo para ser juzgados, sino para que también El nos explique ciertas cosas que ahora nos parecen totalmente inexplicables, pero que son su perfecta voluntad. En muchos casos tendremos que reco¬nocer que cuando pensábamos tener razón, estuvimos equivocados. En otros casos, sin embargo, el Señor nos asegurará que en verdad teníamos razón, pero que El también la tenía.
No escandalizamos en el Señor es la forma más elevada de la disciplina y lleva consigo una bendición especial. Hay momentos cuando nos parece que Dios no está actuando conforme a la Palabra. La realidad es que El siempre es fiel a su Palabra y sus promesas. Ahora debemos confiar, «entonces» lo sabremos todo.
Watchman Nee
Jesús es el Señor! – Jesus is Lord – Jesus ist der Herr – Yeshua adonai – Gesù è il Signore – Jésus est Seigneur – Ιησους ειναι ο Λορδος – Иисус – Господь – يسوع هو الرب – 耶稣是主 – 主イエスは – Jesus é o Senhor – Jesus är lorden
Literatura disponible en:
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