Restauración ha significado para mí el dominar mi lengua

refrenar lengua

Cuando comencé a llevar una vida en libertad del pecado sexual, me di cuenta que muchas de las cosas que había estado practicando por años, habían venido en un solo paquete con la adicción sexual; eso incluía la envidia, el egoísmo, la lujuria, el temor, las malas conversaciones, las malas palabras, y mientras más disfrutaba la libertad más odiaba estas cosas, y poco a poco fueron saliendo de mi vida.

Y hoy buscando formas para luchar contra los deseos de mi carne encuentro que si soy capaz de controlar las cosas que digo Dios, me faculta para poder controlar también todo mi cuerpo.

Porque todos ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. Santiago 3:2 RV60

Para mí, no ofender en palabra significa muchas cosas que debo aprender,

  • No ofender al que se toma mi estacionamiento.
  • No gritar al que cruza con su vehículo sin poner las luces.
  • No insultar al que toma lo que es mío.
  • No maldecir a los criminales cuando los veo en TV o en el periódico.
  • No llamar ignorante al que no ha encontrado la paz de Dios.
  • No decir obscenidades, malas palabras.
  • No seguir conversaciones sexuales.
  • No reírme de los chistes sexuales, ni de los estereotipos, como bromas acerca de los homosexuales y del adulterio.

Si logro refrenar mi lengua, puedo refrenar mi cuerpo también… pero más adelante dice:

pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Santiago 3:8 RV60

Yo sé que ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Y sé que la restauración de mi sexualidad no significa solo dejar de pecar, dejar de masturbarme, o ver porno, o codiciar a mujeres que no son mi esposa. La restauración significa ahora empezar a limpiar el desorden en otras áreas de mi vida, y en mi caso, en la forma en la que hablo. Domar mi lengua me hace estar más cerca del estándar del varón perfecto de Dios, y me da la estructura, el auto-control que necesito para refrenar la lujuria. Así es como vamos limpiando en Libres en Cristo áreas de nuestra vida que el pecado corrompió, permitiendo que Cristo viva en nosotros un día a la vez.


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