Esta es la situación, un querido compañero de ministerio se acerca a mi casa por un asunto personal, en un momento de la conversación me dice: «Creo que voy a ir a la iglesia a ver si dejo la bebida».
Ante lo cual exclamo: «no sabía que tenías problemas con la bebida».
El chiste consiste en lo siguiente: los Domingos tras la reunión ofrecemos a los hermanos y a las visitas refrescos y «tapas», mi hermano y amigo es el responsable de comprar las bebidas y llevarlas a la iglesia, ¡qué importante es el contexto!.
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