Un poco de teatro


El otro día, revisando mi blog, me di cuenta que ya llevo más de 500 entradas. Resulta increíble. ¿Qué tanto he dicho o escrito? Entre tantas letras, ¿hay algo que valga la pena? Se dice que menos es más. Así lo creo.

Un blog no es un diario ni un confesionario, en mi humilde opinión, pero me gusta compartir y descubrir mis reflexiones sobre la vida en sus diversas facetas. Supongo que aún falta mucho por decir, pero hoy me concentro un poco en el teatro.

Hacía mucho que no asistía a una función, y hacerlo me hizo recordar la magia de actores en escenas, la novedad al ojo ante los cambios de escenografía, pero sobre todo, el poder de la palabra. Historias duras y trágicas, historias que reflejan el mundo en el que vivimos. Un sabor amargo en la boca, y una risa en los labios.

Borramos lo terrible con una broma o un chiste, pero en el fondo, nuestro corazón se desgarra ante lo inevitable de la tragedia, de la vida, de las decisiones. Y yo solo desearía que el teatro fuera más accesible para todos los estratos sociales. Desearía que la sala no estuviera en un 40 o 50% sino en un 100. Que el teatro volviera a ser ese medio de entretenimiento, educación y concientización.

Mientras tanto, agradezco haber pisado uno de sus recintos una vez más, para disfrutar su magia.


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