Querido Consolador,
Casi no platico contigo, pero te necesito cada vez más. Necesito andar en ti, porque sigo siendo llevada por mi naturaleza pecaminosa. Necesito ser guiada por ti, porque ya no soy mía sino tuya. Necesito inundarme de ti, porque me equivoco constantemente.
Ya no te quiero entristecer; ya no te quiero apagar. Breve, pero concisa: te necesito.
Deja una respuesta