Padre Dios, ayúdame y capacítame, fortaléceme para hacer morir todo lo terrenal en mí: Fornicación, impureza, pasiones desordenadas, malos deseos y avaricia, que es idolatría, cosas por las cuales viene tu ira. Yo solía caminar estas sendas en la vida que vivía [Colosenses 3:5-6]. Señor, ayúdame a entender que “hacer morir” significa dejar de darle poder o alimentar o hacer cosas que despiertan mi naturaleza pecaminosa.
Misericordioso Dios, como he resucitado con Cristo, haz que busque las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a tu diestra. Ayúdame a poner mi mente en las cosas de arriba, no en las de la tierra [Colosenses 3:1]. Señor, por favor toma mis pasiones y redirígelas primerameramente y sobre todo hacia ti. Sé el centro principal de toda mi pasión, y crea en mi un corazón nuevo, con emocones saludables.
Padre, tu Palabra dice que he sido santificado mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez y para siempre. Ser santo significa que he sido apartado para un uso sagrado más que para el uso común. A veces seré tentado a pensar como la persona no santificada que solía ser [Hebreos 10:10]. Mantenme en la senda. Ayúdame a no llamar impuro a las cosas que tú limpiaste [Hechos 10:15].
Señor mío, uno de los principios más importantes que jamás aprenderé sobre la vida en el Espíritu contra la vida en la carne se encuentra en Romanos 8:5. Aquellos que viven conforma a la carne piensan en las cosas de la carne, pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz [Romanos 8:5-6]. Señor, la clave para una vida guiada por el Espíritu es la forma de pensar. Ayúdame a alimentar el Espíritu y matar de hambre a la carne.
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