Desde la creación de la primera pareja, Dios estableció normas de obediencia que serían de bendición para ellos y toda la raza humana.No mucho después ellos pecaron y ahora vemos que a través de los siglos individuos, ciudades y naciones han escuchado la verdad y la han ignorado haciendo lo que les place y sin duda pagarán el alto precio de su rebeldía (Ez 18.4).
En la actualidad muchas naciones siguen un rumbo que será desastroso para las generaciones presentes y venideras a menos que haya cambios radicales.Y la nuestra no será la excepción si no presta atención a las advertencias de Dios, toma en serio el peligro inminente y rectifica sus pasos para no ver el derrumbe final de lo que le ha costado esfuerzo y sacrificio alcanzar.
Ante el peligro inminente – Charles Stanley
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