Lo confirmo una vez más. No me gustan los cambios. Me resisto a ellos. Me cuesta trabajo unirme a la aventura. Pero Dios me ha hablado a través de un texto, y cada vez se vuelve más personal, más íntimo, más literal.
De él, por él y para él.
En otras palabras: provengo de él. Mi pasado está en sus manos. Existo por él. Mi presente está en sus manos. Soy para su gloria. Mi futuro está en sus manos.
De él, por él y para él.
Un trabalenguas. Una decisión.
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