LA ICAR en México sigue "hechando malas"

Ante la imposibilidad en México de parar de alguna manera el culto a «La Santa Muerte ???» ahora la equiparan con la Virgen de Guadalupe como una necesidad de culto para la gente; adicional el artículo del Periódico Milenio de hoy 12 de diciembre que copio también habla de Juan Diego personaje que NO EXISTIÓ cuando menos no esta comprobada históricamente su historicidad y suponiendo que haya existido JAMAS SE PRESENTÓ ANTE EL OBISPO ZUMÁRRAGA para hacer patente el milagro de la Virgen de Guadalupe, este dato si es histórico.

Ciudad de México.- Coadjutor en la beatificación de Juan Diego, Joel Romero Salinas, acepta que la adoración a la Virgen de Guadalupe y a la Santa Muerte “son manifestaciones populares, ahí están; cuando aparece un culto es porque alguien lo sigue, no hay contraposición con la Virgen de Guadalupe, pero no diría que se complementan, no sé si se complemente, sé que conviven”.

Romero Salinas, quien ha escrito 17 libros sobre el tema, asegura que la aparición de santos como la Santa Muerte o el Santo Valverde obedece a una necesidad de la sociedad. Sin embargo, dice que éstos requieren oficializarse ante la Iglesia católica, ante el Vaticano.

—¿No es suficiente con la Virgen de Guadalupe? ¿Hacen falta santos?

—La Iglesia necesita de santos buenos que sean un eje de conducta, que sean un eje de vida en la sociedad. Santos que crean en la naturaleza humana, en sus libertades.

Romero Salinas explica la oficialización: “Para tener un santo hay que seguir un proceso, Malverde, junto con otros, no sigue la tradición en la Iglesia, pues falta oficializarlo”.

A pesar de la aparición de nuevos santos, los creyentes en la Virgen de Guadalupe van en ascenso y al contrario de la caída de muchos paradigmas, tanto en el mundo como en México, señala el historiador, el guadalupanismo sigue intocable.

Recuerda que la fiesta del 12 de diciembre a la virgen del Tepeyac tiene de todo, ya que esas fiestas son efectivas “para romper la monotonía, tienen mucho de festejo, fe, creencias, tienen su tendencia política y mucho de fervor religioso”.

Se defiende y dice que la fe nunca ha caído: “La guadalupana es un símbolo, más que un paradigma político”.

Es más, dice que todo mexicano al nacer es guadalupano y pone la analogía: “Igual que en Berna (Suiza) el oso como símbolo de su ciudad es una referencia historica”.

Encuentra a la Virgen de Guadalupe por todas partes. “La Virgen es uno de los elementos de la fe y converge con otros símbolos: aun en la iglesia de la Santa Muerte, en la colonia Morelos, hay una imagen de la Virgen de Guadalupe”.

—¿Qué ha cambiado en materia de fe guadalupana?

—Se ha enriquecido. El símbolo guadalupano estuvo presente en todas las luchas de nuestro país. Y ahora el fenómeno guadalupano en el pueblo es creciente.

Además de su participación en la beatificación de Juan Diego, el historiador encontró años atrás que las pastorelas tienen un origen jesuita y no franciscano como se creía. Fue en este tema que se encontró con el indígena de la tilma que lleva las rosas a la Virgen de Guadalupe.

Cuenta cómo fue ese proceso de beatificación de Juan Diego: “La Iglesia reconocía el milagro guadalupano, pero Juan Diego estaba de lado, fue cuando me dediqué a sacarlo a la luz y encontrar el personaje humano”.

Durante el proceso de beatificación, que duró cinco años, Joel Romero Salinas fue asesor histórico en el tema. Además, formó parte del Congreso de Cardenales que emitió su opinión final para que el papa Juan Pablo II formalizará el decreto de beatificación de Juan Diego.

—¿Qué fue lo más difícil de ese proceso?

—En la Iglesia hay quien puede no creer y quien dice: no es posible la existencia de Juan Diego. Fue difícil desligarlo del milagro guadalupano. Todas las referencias históricas sobre Juan Diego hablan de él en el milagro, no de una persona. La Iglesia decía “muéstramelo en vida real, personal, en sus dolores, miseria, como cristiano”. Eso fue lo difícil, pero al final lo hicimos.

—¿Obstáculos?

—La primera reticencia fue de Guillermo Schulenburg.

Acto seguido muestra la copia de la carta que el ex abad de la Basílica de Guadalupe —hoy muerto— envió a la Congregación para las Causas de los Santos. Su objetivo era detener esa beatificación. “Hay un claro sentimiento opositor de él, pues lo que él argumentaba no tenía gran peso, sino que era su figura como abad”, finalizó Romero Salinas.


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