que está entronizado en lo alto
y se inclina para mirar
desde el cielo a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los nobles,
con los más nobles de su pueblo.
Pone al frente de su casa
a la estéril, madre feliz de hijos.
¡Aleluya!
Esta segunda parte es la que ha llamado mi atención y me ha desafiado grandemente. La palabra clave para mí es, se inclina para mirar. Hay una preocupación por los asuntos humanos que lleva a Dios a acercarse, inclinarse, concentrarse. La inclinación, incluso para mí mismo, es un signo de interés por algo o por alguien.
Pero no se queda en la mera curiosidad por los asuntos humanos, Él se implica dando su apoyo al pobre, al desvalido, a la estéril. En las categorías de Israel estamos hablando de los más marginados y desechados. El pobre, el desvalido y la estéril son categorías inclusivas, no exclusivas, se refiere a los que son como ellos, no únicamente a ellos.
Pero después pensaba ¿Se inclina todavía hoy Dios? ¿Extiende su mano para salvar al pobre y al desvalido así como a la estéril? ¿Ha perdido el interés por su mundo? La respuesta es ¡No!, el problema es que aquellos que nos llamamos seguidores de Jesús no estamos inclinándonos y mostrando su interés por un mundo necesitado.
El problema no es Dios, su interés por la humanidad y sus necesidades es perenne, el problema soy yo, centrado en mí mismo, mis necesidades, mis preocupaciones y, a menudo, desinteresado de un mundo en necesidad. Agustín de Hipona, al hablar del deseo de Dios de involucrarse en un mundo necesitado afirmaba, El hombre, sin Dios, no puede. Dios, sin el hombre, no quiere.
Somos nosotros quienes debemos mostrar el interés de Dios por un mundo en necesidad.
Una oración
Por la extensión de las buenas noticias en Bolivia.
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