SALMO 126. LÁGRIMAS Y GOZO

Los que siembran con lágrimas
cosechan con cantos alegres.
Al ir iba llorando
llevando el saco de la semilla;
al volver vuelve cantando
trayendo sus gavillas.


Ayer celebrábamos el cumpleaños de mi hija Anna y hoy leo este pasaje. Al ir a través del salmo he pensado todo el dolor y sufrimiento que llevar adelante a nuestros hijos ha supuesto para Sara y para mí. Cuántas lágrimas y tristeza cuando vuelves la vista atrás y miras hacia las experiencias pasadas.

Después, considerar el presente, el gozo de ver los resultados y el trabajo de Dios en sus vidas, la alegría de las relaciones sanas, del amor incondicional, del poder disfrutar del estar junto con Andreu y Anna y ver como el sufrimiento se ha transformado en esperanza y las lágrimas en canciones.

Este salmo nos enseña sobre los procesos que siempre son largos, duros, penosos y, aveces, desesperantes. Nos enseña sobre el duro trabajo de lograr las cosas que son importantes y significativas en nuestras vidas. Nos enseña sobre la recompensa que veremos si no desmayamos e insistimos en continuar amando, luchando, aceptando, acogiendo, invirtiendo, acompañando en la vida de nuestros hijos, en primer lugar, y de otros en general.

Los procesos son así, acostumbran a comenzar con lágrimas y a terminar con gozo.


Un principio

Los procesos transforman el sufrimiento en esperanza y las lágrimas en canciones.


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