14- Hasta Que El Día Sea Perfecto

Saga: «Maldito Mundo»

Como parte de la saga en la que me encuentro incluye este artículo que es una colaboración de mi amigo Claudio Oliver, disfrútenlo, coméntenlo:

El primer acto de intervención de Dios en la creación fue la luz. Después de creado, el mundo era sólo tinieblas, desordenado y vacío, sin sentido, significado, orden y dirección. La creación, como cualquier otro proceso creativo, estaba en caos, exigía sentido, entalpía y destino. Dios dijo: Hágase la luz … y fue la luz. A partir de ahí, todo fue ganando sentido, todo fue encajando y cuando el proceso terminaba se escuchaba: es bueno, está bueno, hecho, tiene sentido.

Sin embargo, la entropía volvió a entrar en la historia, a través de nosotros y con tal fuerza que hoy el caos nos visita de nuevo, personal y sistémicamente. Nuestro planeta experimenta el sin sentido, nuestras instituciones y organizaciones pierden significado, el caos se extiende en todo el entorno natural, en nuestras ciudades, en el trabajo, en las relaciones humanas, en las casas y en la vida personal y el alma de la gente.

La depresión, la desesperación, la ansiedad, el miedo, la angustia y la incertidumbre nos rodean por dentro y por fuera. Todo pierde sentido, carece de significado y dirección.

En medio de todo esto, jugamos a ser dios. Inventamos soluciones que son más caóticas que los problemas que tenemos que resolver, invocamos a los dioses falsos de la tecnología y la industria para que nos ayuden, creyendo que los promotores del mal, ofrecerán la solución mediante el aumento de la dosis del mismo veneno que ya nos han dado. Tratamos de poner orden interno con psicologismos, confiamos nuestras vidas a los «terapeutas», terapeutizamos todo: bodas, empresas, ocupaciones, los niños inquietos, los estudiantes pobres y la acidez estomacal, en una fe ciega que insiste en vernos como enfermos y confunde tratamiento con salud. Se busca la píldora mágica en la industria química, y la solución al hambre en el petróleo. Y después de todo, después de años de búsqueda… más caos, más entropía.

Dios se revela en su primer acto como un Dios de luz. La luz permite ver, establecer, poner en su lugar y dar sentido. Ella muestra dónde, cómo, cuándo y por qué. La luz ayuda a discernir lo bueno de lo mejor, lo razonable de lo excelente (por favor … olvídate de intentar discernir entre bien y del mal, lo perfecto y lo imperfecto … estos son los campos de la actividad de Dios y cuando tratamos de opinar sobre estos asuntos solo damos paso al perfeccionismo y al cinismo). La luz nos permite ver y percibir cuando es bueno, cuando esta terminado y cuando tiene sentido.

La fuente de luz es Dios, y la luz proviene de Él. Esta Luz se hace palabra, se revela en las Escrituras, y, finalmente, la luz y la Palabra encarnan en Cristo, que abre nuestros ojos para ver y hace de nosotros la luz del mundo. Y podemos ser luz del mundo, al igual que la luna ilumina la noche, dependiendo de la fuente eterna del astro rey. Así mismo, podemos brillar, pero siempre reflejando la luz que emana de Dios, se escribe en la palabra y que revela su orden expresa en las Escrituras. De Dios viene la luz, la luz se convierte en palabra y viene a nosotros, que podemos reflejarla al mundo.

Así que, como la lámpara, que depende del combustible y del fuego para iluminar, podemos dar luz y discernir el siguiente paso en nuestras vida, la vida de otros y el mundo que nos rodea.

La luz se manifiesta en obras de justicia, el verdadero ayuno que abraza las limitaciones, renuncia al deseo y celebra la santidad de la vida. Es alimentar a los hambrientos, visitar a las viudas, vivir en medio de la parte corrupta del mundo sin contaminarse con ella.

Así que nuestra luz brille como una luz que emana de Dios. Poca luz, que solo ilumina hasta el siguiente paso, la próxima pista, dependiendo de la Fuente, ella sí es capaz de ver el camino, de saberlo todo, lo que sólo se revelará al final, cuando el día sea perfecto y no se necesiten más luces o lámparas. Porque entonces conoceremos como fuimos conocidos.

Que tengas una buena semana, que brille la luz en el caos y en tu vida.

Paz,

Claudio


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