JUAN 2. EL PRÓLOGO 2

6 Dios envió a un hombre llamado Juan,7 para que hablara a la gente y la convenciera de creer en aquel que es la luz.8 Juan no era la luz; él sólo vino para mostrar quién era la luz.9 Aquel que con su vida llenaría de luz a todos, pronto llegaría a este mundo.

10 Aquel que es la Palabra

estaba en el mundo.

Dios creó el mundo

por medio de él,

pero la gente no lo reconoció.

11 Vino a vivir a este mundo,

pero su pueblo no lo aceptó.

12 Pero aquellos que lo aceptaron

y creyeron en él,

llegaron a ser hijos de Dios.

13 Son hijos de Dios

por voluntad divina,

no por voluntad humana.

14 Aquel que es la Palabra

habitó entre nosotros

y fue como uno de nosotros.

Vimos el poder que le pertenece

como Hijo único de Dios,

pues nos ha mostrado

todo el amor y toda la verdad.

15 Juan habló de aquel que era la Palabra, y anunció: «Ya les había dicho que él estaba por llegar. Él es más importante que yo, porque vive desde antes que yo naciera».

16-18 Dios nos dio a conocer sus leyes por medio de Moisés, pero por medio de Jesucristo nos hizo conocer el amor y la verdad. Nadie ha visto a Dios jamás; pero el Hijo único, que está más cerca del Padre y que es Dios mismo, nos ha enseñado cómo es Dios. Gracias a lo que el Hijo de Dios es, hemos recibido muchas bendiciones.

(Juan 1:6-18)

Hoy sigo estudiando el prólogo del evangelio de Juan. El tema central sigue siendo Jesús y si antes había estado hablando de su pre-existencia, en estos versículos nos habla de su entrada en el mundo.

El prólogo hace un paréntesis para hablarnos de Juan, el primo carnal de Jesús, de quien se nos dice que fue enviado para preparar el camino para el advenimiento de Jesús y para dar testimonio de la luz. A lo largo de los evangelio se nos habla de forma repetida de la relación entre ambos y del curioso hecho que durante un tiempo ambos tenían un ministerio paralelo.

Hay dos cosas que me han llamado la atención en este pasaje. La primera, tiene que ver con el papel jugado por Juan. Se le llama testigo de la luz. Se indica que su función era dar testimonio de la luz. Naturalmente, me ha hecho pensar en mi vida personal y, hasta que punto, mi vida, no únicamente mis palabras que puede ser relativamente más fácil, da testimonio de la luz como seguidor de Jesús. En un mundo lleno de oscuridad de todo tipo estoy llamado a ser testigo de la luz, mostrar que hay un camino alternativo, contracultural y que es mejor.

La segunda cosa, que me parece sorprendente y es, sin duda, el hecho que marca la diferencia entre el cristianismo y las otras religiones, es la encarnación de Dios en la persona de Jesús. La traducción literal del texto sería, «Dios plantó su tienda de campaña en medio de nuestro campamento», si fuera más moderno diríamos «Dios se mudo a nuestro bloque de pisos o apartamentos». La gran verdad de todo esto es que Dios no se ha quedado en la soledad de su grandeza cósmica, ha bajado a mi realidad, se ha identificado conmigo, ha vivido mi experiencia como ser humano, por tanto, puede entenderme y empatizar conmigo como ningún otro Dios en la historia de las religiones lo ha hecho.

Un principio

Llamado a ser testigo de la luz.


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