Cuando un montón de gente está pasando por un momento de confusión, dolor, perdida, caos y oscuridad, otros, desde sus cómodos espacios en el mundo (sin la inmediatés de la confusión, dolor, perdida, caos y oscuridad) se ocupan de lanzar sus «atinados» comentarios cargados de orgullo, egoísmo y estupidez espiritual. ¿Por qué? Porque aparentemente cuando la gente llega a Cristo, el sentido de «ellos vs. nosotros» no parece ser tocado por la gracia y el poder transformador de Dios.
¿Dónde está el «ora por todo el mundo aún tus enemigos»? ¿Dónde está el imitar a Dios en su misericordia, amor y compasión? ¿No hay cristianos en Japón, Haiti o Indonesia? ¿Dónde obedezco a Cristo en extender mi mano aún a aquellos que parecen no están de acuerdo conmigo? ¿Aún a aquellos que no amo (el mismo Cristo dijo que cualquier impío puede amar solo a los que lo aman, ¿no podríamos nosotros ir un poco más allá?)? ¿Podría tomarme un minuto y mirar hacia dentro de mi y ver que solo estoy aquí, en esta posición de gracia por la misericordia de Dios, sino: soy tan culpable como todo el mundo? ¿Quién soy yo para decretar juicio o evaluar juicio sobre alguna nación o persona?
Dejemos la mierda «espiritual» (entre comillas… entre comillas), y dediquémonos a la humildad, a ser agradecidos, y a mirar el mundo con ojos de compasión y amor: como lo vería Dios.
¡MALDITO MUNDO!
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