1-2 Una noche, un fariseo llamado Nicodemo, líder de los judíos, fue a visitar a Jesús y le dijo:
–Maestro, sabemos que Dios te ha enviado a enseñarnos, pues nadie podría hacer los milagros que tú haces si Dios no estuviera con él.
3 Jesús le dijo:
–Te aseguro que si una persona no nace de nuevo no podrá ver el reino de Dios.
4 Nicodemo le preguntó:
–¿Cómo puede alguien ya viejo volver a nacer? ¿Acaso puede entrar otra vez en el vientre de su madre?
5 Jesús le respondió:
–Te aseguro que si uno no nace del agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.6 Todos nacen de padres humanos; pero los hijos de Dios sólo nacen del Espíritu.7 No te sorprendas si te digo que hay que nacer de nuevo.8 El viento sopla por donde quiere, y aunque oyes su sonido, no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así también sucede con todos los que nacen del Espíritu.
9 Nicodemo volvió a preguntarle:
–¿Cómo puede suceder esto?
10 Jesús le contestó:
–Tú eres un maestro famoso en Israel, y ¿no sabes esto?11 Te aseguro que nosotros sabemos lo que decimos, porque lo hemos visto; pero ustedes no creen lo que les decimos.12 Si no me creen cuando les hablo de las cosas de este mundo, ¿cómo me creerán si les hablo de las cosas del cielo?13 Nadie ha subido al cielo, sino solamente el que bajó de allí, es decir, yo, el Hijo del hombre.
14 «Moisés levantó la serpiente de bronce en el desierto, y del mismo modo yo, el Hijo del hombre, tengo que ser levantado en alto,15 para que todo el que crea en mí tenga vida eterna.
El hecho de acercarse de noche indica que Nicodemo no deseaba ver comprometida su imagen pública. La noche le ofrece amparo y cobertura para poder hablar con Jesús, sin embargo, su actitud hacia Él es positiva y le reconoce un carácter especial.
Veo que Jesús indica en su discurso varias cosas muy importantes. El reino de Dios es la esfera donde suy
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