Algo por qué vivir y no sólo por qué morir

En algún lugar leí: “Hay quienes están dispuestos a morir por lo que creen, pero no están dispuestos a vivir por lo que morirían”.

Sí, hay esposos que defenderían a su esposa en caso que alguien las atacara, pero no las ayudan en nada en casa. Sí, hay hijos que defenderían la reputación de sus padres, pero no obedecen las reglas del hogar. Sí, hay personas que defenderían hasta la muerte el nombre de Jesús el hijo de Dios, pero no viven en santidad. Una cosa es estar dispuesto a morir por lo que uno cree y otra estar dispuesto a vivir por lo que uno moriría.

En la vida necesitamos algo por qué vivir y no sólo algo por qué morir. Lo que me lleva a tener algo por qué vivir es pasar del pensamiento a la acción. De creer a obedecer. De la teoría a la práctica.

Pensar sin actuar, no tiene sentido. La Biblia nos enseña que debemos ser no solamente oidores sino hacedores. Pensar en arreglar el cuarto y no hacer nada es improductivo. Pensar en estudiar y no abrir un libro y estudiar es improductivo. Pensar que existe un Dios y no vivir como manda, es improductivo.

A una famosa violinista alguien le dijo: “Yo daría todo por tocar como usted”. A lo que ella respondió: “Yo ya di todo, por tocar como toco”.

¿Qué debo comenzar a hacer hoy para vivir por lo que estoy dispuesto a morir?
¿Qué puedo comenzar a hacer hoy para que otros rindan sus vidas a Dios?

“No se contenten sólo con escuchar la palabra, pues así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la práctica.” Santiago 1:22 NVI

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