Apocalipsis Capítulo 17





Bendiciones hermanos.



Continuamos con la lectura del libro de Apocalipsis, hoy con el capitulo 17 que trata un tema solamente como, Condenación de la gran ramera.

Padre nuestro gracias porque en este día podemos alabarte y adorarte, nos ponemos en tus manos para que por medio de la lectura diaria nos reveles el conocimiento necesario para que podamos utilizar en la edificación de tu reino, cubre este foro y guárdanos de todo mal, te lo pedimos en el nombre de Jesús amen.



Apocalipsis
Capítulo 17

LAS VISIONES DEL JUICIO (17.1–20.15)
Condenación de la gran ramera


17:1 Vino entonces uno de los siete ángeles que tenían las siete copas, y habló conmigo diciéndome: Ven acá, y te mostraré la sentencia contra la gran ramera, la que está sentada sobre muchas aguas;


17:2 con la cual han fornicado los reyes de la tierra, y los moradores de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación.


17:3 Y me llevó en el Espíritu al desierto; y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos.


17:4 Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación;


17:5 y en su frente un nombre escrito, un misterio: BABILONIA LA GRANDE, LA MADRE DE LAS RAMERAS Y DE LAS ABOMINACIONES DE LA TIERRA.


17:6 Vi a la mujer ebria de la sangre de los santos, y de la sangre de los mártires de Jesús; y cuando la vi, quedé asombrado con gran asombro.


17:7 Y el ángel me dijo: ¿Por qué te asombras? Yo te diré el misterio de la mujer, y de la bestia que la trae, la cual tiene las siete cabezas y los diez cuernos.


17:8 La bestia que has visto, era, y no es; y está para subir del abismo e ir a perdición; y los moradores de la tierra, aquellos cuyos nombres no están escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida, se asombrarán viendo la bestia que era y no es, y será.


17:9 Esto, para la mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer,


17:10 y son siete reyes. Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo.


17:11 La bestia que era, y no es, es también el octavo; y es de entre los siete, y va a la perdición.


17:12 Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia.


17:13 Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia.


17:14 Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles.


17:15 Me dijo también: Las aguas que has visto donde la ramera se sienta, son pueblos, muchedumbres, naciones y lenguas.


17:16 Y los diez cuernos que viste en la bestia, éstos aborrecerán a la ramera, y la dejarán desolada y desnuda; y devorarán sus carnes, y la quemarán con fuego;


17:17 porque Dios ha puesto en sus corazones el ejecutar lo que él quiso: ponerse de acuerdo, y dar su reino a la bestia, hasta que se cumplan las palabras de Dios.


17:18 Y la mujer que has visto es la gran ciudad que reina sobre los reyes de la tierra.



Notas:


Apocalipsis 17:1 17.1–20.15 En la sexta sección del libro, en una serie de visiones sucesivas, se describe el juicio de Dios sobre las potencias humanas enemigas suyas representadas por Babilonia, símbolo del imperio romano, y sobre Satanás, el archienemigo que está detrás de aquellas potencias.

Apocalipsis 17:1 La gran ramera: Véase Ap 2.14.

Apocalipsis 17:1 Sentada sobre muchas aguas: Cf. v. 15; la imagen ha sido tomada de Jer 51.13.

Apocalipsis 17:2 Fornicación: Jer 51.7; véase Ap 14.8.

Apocalipsis 17:3 Me llevó en el Espíritu: otra posible traducción: en éxtasis (véase Ap 1.10).

Apocalipsis 17:3 La bestia, la misma de Ap 13.1, con sus siete cabezas y diez cuernos, parece simbolizar al imperio romano y su religión pagana; la mujer, a la ciudad de Roma. Los nombres de blasfemia pueden ser los títulos divinos dados a los emperadores romanos. Aparece aquí un contraste simétrico: la bestia es una imitación diabólica del Cordero (véase Ap 13.1-2.), y la ramera, que corresponde a la ciudad pagana, es a su vez una imitación grotesca de la esposa del Cordero (véase Ap 19.7-8.).

Apocalipsis 17:4 Ap 18.16.

Apocalipsis 17:4 Cáliz de oro: Cf. Jer 51.7.

Apocalipsis 17:5 Babilonia: Véase Ap 14.8.

Apocalipsis 17:6 Ap 18.24. Alusión gráfica a la muerte de los cristianos perseguidos por el imperio romano.

Apocalipsis 17:8 Abismo: Ap 11.7. Véase 9.1 nota b, y cf. 20.1-3.

Apocalipsis 17:8 Libro de la vida: Véase Ap 3.5; cf. Ap 13.8.

Apocalipsis 17:8 Que era y no es, y será: expresión que se contrapone a la aplicada a Dios en Ap 1.4,8; 4.8; véase 13.1-2., y que coincide con la descripción que se hace de la misma bestia en Ap 13.3.

Apocalipsis 17:9 La mente que tenga sabiduría: véase Ap 13.10.

Apocalipsis 17:9 Siete cabezas: Posible referencia a siete emperadores romanos o, más probablemente, a una larga serie de emperadores simbolizada por el número siete. Algunos intérpretes ven en los siete montes y las siete cabezas una serie de gobiernos o imperios, como en el caso de las cuatro bestias de Dn 7 (cf. Dn 7.17). De ser así, el número siete podría representar la totalidad de los poderes del mundo.

Apocalipsis 17:9 Se sienta la mujer: Probable alusión a Roma, conocida como la «ciudad de las siete colinas» por los siete montes sobre los que estaba fundada (véase también 17.18.).

Apocalipsis 17:11 Las características del lenguaje simbólico no permiten identificar con certeza a estos reyes.

Apocalipsis 17:12 Cf. Dn 7.7,23-24. La corta duración (por una hora) simboliza lo perecedero de los poderes que se oponen al Cordero (v. 14).

Apocalipsis 17:14 Ap 19.19-21.

Apocalipsis 17:14 Ap 19.16; cf. Dt 10.17; Dn 2.47.

Apocalipsis 17:15 Sobre esta imagen, véase 17.1.

Apocalipsis 17:16 Cf. Ez 23.25-30; Os 2.3.

Apocalipsis 17:18 A fines del siglo I d.C., esta descripción solo podía aplicarse a la Roma imperial, que, como la Babilonia del AT, se había convertido en prototipo de todo poder humano enemigo de Dios (véase Ap 14.8).

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