Cómo aplicar los preceptos bíblicos

La idea de aplicar los principios o preceptos bíblicos es malinterpretada a menudo. No es tan simple como escuchar, creer y aplicar —como si uno se estuviera poniendo una nueva doctrina como un abrigo prestado. Son necesarios dos pasos entre creer y aplicar: explorar y descubrir.

Explorar un principio bíblico significa estudiar la Biblia para entender: 1) cuál es su contexto; 2) qué significa para uno el principio; y 3) qué dice de Dios. Además, debemos ver cómo se relacionar este principio aislado con el resto de la Biblia. Ahondar en la Palabra de Dios ablanda los corazones y las mentes para que la nueva doctrina sea planteada con profundidad.

Cuando escudriñamos más a fondo la Biblia, de sus páginas surgen nuevos conceptos que se vuelven reales para nosotros. Descubrimos cómo funciona el principio y la forma de aplicarlo correctamente en nuestra vida. De esta manera, la rica verdad se vuelve nuestra. Pues no está pegada a nuestras acciones como una influencia externa, sino que toma la verdad en el corazón y en la mente para influenciarnos en todos los aspectos.

Hacer de los principios de Dios parte integral de nuestra vida, es una experiencia encantadora. En vez de sentir el gusto pasajero por un nuevo concepto, las personas que se apropian de una idea se regocijan en ella. Y siguen ahondando en la Palabra para saber más de los preceptos del Señor.

Un creyente que tiene poco que decir sobre la obra de Dios en su vida, probablemente no está poniendo en práctica la Biblia. El solo oír y creer no hace nuestro un concepto. Un principio es nuestro cuando exploramos la verdad, descubrimos su lugar en nuestra vida, y aplicamos el concepto para que Dios lo ponga a funcionar.

 

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