COMO ÉL…

Seamos sinceros… Seamos francos… No nos hagamos, como se dice en Guatemala, los papos. Tenemos que aceptar que hemos impuesto nuestras propias reglas en materia espiritual. Aún los grandes predicadores han omitido la verdadera enseñanza sobre quiénes verán a Dios. Empecemos… En algunos actos oficiales a los que asistíamos cuando fuimos invitados por el Presidente del país a Casa Presidencial, en la tarjeta de invitación, en la parte de abajo a la izquierda y en letras pequeñas había una nota: Traje completo. Solo eso. Sin adornos. Sin preámbulos. Era un requisito indispensable para poder asistir a la reunión que indicaba la invitación. No preguntaba si se tenía. Si le gustaba. Si se sentía cómodo. No le preguntaban su opinión. Nada de eso. Simplemente estaba allí la condición para poder entrar. O se obedecía o mejor ni intente llegar a la puerta donde el encargado de protocolo nos inspeccionaba a todos los invitados. Desde los zapatos hasta la corbata. ¿Por qué tanta exigencia? Por la clase de anfitrión. No era cualquier ciudadano quien nos estaba haciendo la invitación a estar en su Salón Presidencial. Todo el que quisiera estar con él, debía vestirse como él indicaba. Él mandaba y había que obedecer. O, simplemente, no asistir… Pues fíjese que lo mismo se nos ordena con respecto a ver a Jesús. Y es aquí donde nosotros, los evangélicos hemos fallado. No hemos enseñado lo que dice la tarjeta de invitación en su parte inferior izquierda: Sin Santidad nadie verá al Señor (Hebreos 12:14)… Nos hubiera gustado quizá que dijera… Sin aplausos… o sin cantos… o el que no conozca la Iglesia… o el que no sirva en la congregación… o el que no diezme… Pero no es eso lo que dice la Escritura… ¿Se lo repito? Buscad la paz con todos y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor… En una ocasión en que fuimos llamados a una reunión presidencial, unos pastores quisieron entrar a Casa Presidencial vistiendo jeans y camisa casual. ¿Sabe qué pasó? No entraron. ¿Eran conocidos del Presidente? ¡Claro que si! Pero protocolo dijo ¡no!. Si quieren ver al Presidente Constitucional de la República tienen que vestirse adecuadamente… Y del Señor de señores ¿qué? ¿Cómo pretendemos presentarnos ante Su Majestad vistiendo trapos de inmundicia? ¿Como pretendemos presentarnos ante el Rey con una amante? ¿Viviendo en fornicación? ¿Oliendo aún a licor? ¿Con aliento a cigarrillo? ¿En rebeldía? ¿Murmurando de los pastores? ¿Criticando a los hermanos? ¿Llenos los ojos de lujuria? ¿Viendo pornografía? ¡Ah! ingenuos muchos de nosotros… Creo que llegó el momento de poner un alto a la predicación del evangelio light y comenzar desde el principio. No verán al Señor aquellos que conocen versos de memoria. Aquellos que se esfuerzan. Aquellos que son buenos. Aquellos que predican. Aquellos que atienden a las viudas. No. Los que verán al Señor son los que han trabajado duro para vivir como Él… Si no me cree, lea lo que escribió un amigo de Jesús: Por tanto, sed vosotros perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto… (Mat. 5:48). Termino: Si usted quiere tener una entrevista personal con el Papa en  Roma, el protocolo ordena que se vista todo de negro, le bese el anillo y doble sus rodillas ante él…  ¿Por qué nos extraña entonces que nuestro verdadero Padre ponga sus condiciones…? ¡Buena pregunta! ¿cierto…?

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