Como la biología moderna anula el pensamiento crítico

Un chico de 16 años, Johnny, sale de su habitación camino de la cocina a prepararse un bol de sus cereales favoritos –Alpha-Bits. Cuando llega a la mesa se sorprende al encontrarse los cereales de letras desparramados encima y que letras del mismo habían dejado el mensaje “SACA LA BASURA—MAMÁ.

Recordando una reciente clase de biología en el instituto, el chico no le atribuyó el mensaje a su madre. Después de todo, acababan de enseñarle que la misma vida es el producto de fuerzas azarosas sin dirección. “Si ese es el caso”, pensó, “por qué no podría este mensaje ser el producto de fuerzas azarosas igualmente? Quizás el gato volcó la caja de cereales, o un terremoto sacudió la casa. No hay por qué adelantar conclusiones, él no quería sacar la basura de todas formas. No tenía tiempo de hacer sus tareas, estaba de vacaciones. Se iba a la playa donde Mary lo esperaba. Además, Scott, otro chico también andaba detrás de Mary y no quería que se le adelantara.

Al llegar a la playa ve a Scott y Mary caminando por la orilla cogidos de la mano. Al ir hacia ellos observó un dibujo en la arena de un corazón con palabras que decían: Mary ama a Scott. Por un instante Johnny sintió un dolor en el corazón, pero los pensamientos sobre la clase de biología lo rescataron. “Quizás esto sea un caso de la leyes naturales en acción” pensó. “A lo mejor unos cangrejos o unas olas singulares han dejado este mensaje romántico”. ¡No tenía sentido aceptar una conclusión que no le gustaba! Johnny tendría que ignorar la evidencia de las manos entrelazadas que lo corroboraba.

Aliviado con “el hecho” de los principios aprendidos en su clase de biología que le ayudaban a evitar conclusiones que no le gustaban, Johnny decidió tumbarse un rato al sol. Al mirar al cielo observó un mensaje que decía: “Bebe Coca Cola”. Enseguida pensó: “¿Curiosa alineación de nubes? ¿parecen ser corrientes de aire que giran?”. No, Johnny no podía seguir negando la evidencia. “Beber Coca Cola es lo real”.

Un mensaje como ese requiere inteligencia, no podía ser el resultado de fuerzas naturales porque nunca se ha observado que las fuerzas naturales creen mensajes como esos. Johnny no había visto la avioneta que dejó el mensaje, pero sabía que tenía que haber una que lo había hecho. Además, quería una Coca Cola pues se estaba muriendo de sed.

El que piense que mensajes como “SACA LA BASURA—MAMÁ, y “Mary ama a Scott”, son debidos a fuerzas naturales necesita ser examinado por un psicólogo o psiquiatra. Sin embargo estos son los principios que se enseñan hoy día en clases de biología de los institutos y universidades. Es de esta forma que llegan a adoctrinar a los estudiantes de manera que ya no pueden pensar racionalmente. Aunque pensándolo bien, puede que sí razonen manipulando los resultados de forma muy conveniente por el momento. Si no me gusta la conclusión de lo lógico, busco una salida aunque sea irracional. Este es el caso del Darwinismo.

Fuente: “No tengo la suficiente fe para ser ateo” Frank Turek


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