Cuidando nuestra manera de hablar

Hoy es muy común escuchar a las personas tratándose como si no existiese el respecto entre los individuos, ya casi no se piensa en lo que puede llegar a hacer detonar una mala expresión o un comentario fuera de lugar, dice en Proverbios once trece El chismoso todo lo cuenta; la persona digna de confianza
guarda el secreto. En el libro de Santiago capitulo tres dice
Todos cometemos muchos errores; ahora bien, si alguien no comete ningún error en lo que dice, es un hombre perfecto, capaz también de controlar todo su cuerpo.
Cuando ponemos freno en la boca a los caballos para que nos obedezcan, controlamos todo su cuerpo.
Y fíjense también en los barcos: aunque son tan grandes y los vientos que los empujan son fuertes, los pilotos, con un pequeño timón, los guían por donde quieren.
Lo mismo pasa con la lengua; es una parte muy pequeña del cuerpo, pero es capaz de grandes cosas. ¡Qué bosque tan grande puede quemarse por causa de un pequeño fuego!
Y la lengua es un fuego. Es un mundo de maldad puesto en nuestro cuerpo, que contamina a toda la persona. Está encendida por el infierno mismo, y a su vez hace arder todo el curso de la vida. 
El hombre es capaz de dominar toda clase de fieras, de aves, de serpientes y de animales del mar, y los ha dominado; 
pero nadie ha podido dominar la lengua. Es un mal que no se deja dominar y que está lleno de veneno mortal. 
Con la lengua, lo mismo bendecimos a nuestro Señor y Padre, que maldecimos a los hombres creados por Dios a su propia imagen.
De la misma boca salen bendiciones y maldiciones. Hermanos míos, esto no debe ser así. Les invito a escuchar la predica.
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