Deleitarse en Dios es tanto un Privilegio como un Deber

Deléitate asimismo en Jehová

Y él te concederá las peticiones de tu corazón (Sal 37:4)

Otras versiones de la biblia dicen:

Disfruta pensando en Yahvé y te dará lo que pida tu corazón (NBJ)

Pon tu alegría en el Señor, él te dará lo que ansió tu corazón (BL95)

El Salmista nos llama a deleitarnos, disfrutar en el Señor y a entregarle todo lo que tenemos y hacemos («tu camino»). Pero, ¿cómo hacemos esto?

Deléitate significa experimentar gran placer y gozarse en la presencia de alguien. Esto sucede únicamente cuando conocemos muy bien a esa persona. Por lo tanto, para deleitarnos en el Señor, debemos conocerle mejor. El conocimiento de su gran amor por nosotros nos dará deleite.

Deleitarse en Dios es tanto un privilegio como un deber. Él no ha prometido complacer los apetitos del cuerpo y los humores de la fantasía, sino los deseos del alma renovada y santificada.

Cuando miramos alrededor vemos el mundo lleno de malhechores que florecen y viven con comodidad. Así se ha visto de antaño, por lo cual no debemos maravillarnos. Por esto somos tentados a angustiarnos, a pensar que es la única gente feliz, y tendemos a hacer como ellos; sin embargo, se nos advierte en contra. La prosperidad exterior se desvanece.

Si miramos adelante, con el ojo de la fe, no veremos razón para envidiar al impío. Su lloro y lamento serán eternos.

Hemos de hacer de Dios el deleite de nuestro corazón, y así tendremos lo que nuestro corazón desea. No nos promete satisfacer los apetitos del cuerpo, sino concedernos los deseos del corazón, todo aquello a lo que aspira lo más íntimo de nuestro ser.

¿Cuáles son los deseos de una buena persona?

Conocer y amar a Dios, vivir para él, agradarle y agradarse en El.

¿Necesitamos la sabiduría y la paciencia necesarias para aguardar el cumplimiento de las promesas de Dios para nosotros?

Muchos esperan que Dios les conceda las peticiones cuando en realidad Dios no ocupa el primer lugar en sus vidas. Si nosotros ponemos cualquier cosa antes que Dios, porque esperamos que Dios nos ponga como el primero en sus bendiciones.

Cuando tú no te estás deleitando en el Señor, todos tus deseos son egoístas (aunque no te des cuenta), lo que tú quieres o deseas, aunque no lo ves son cosas que terminan lastimándote.

Si tú tomas hoy la decisión de deleitarte y que el Señor sea tu delicia lograrás llegar a tener una relación muy estrecha con Dios, y dejarás de tener muchos de esos deseos que solo se tratan de ti, y no de los deseos del corazón de Dios para contigo.

Expresar nuestra gratitud a Dios abre el camino para que nuestros deseos se cumplan.

Bendiciones…..


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