¡Desecha Halloween!

Hay una época del año en la que abiertamente pudiéramos hablar del “día malo”. Ese tiempo del año es sin lugar a dudas Halloween, que no sólo es un día sino una serie de semanas.
Se presenta ante los niños y sus padres como una fiesta inocente y divertida, pero, no sólo esconde un pasado/presente de suma maldad, sino que es mala hasta en su presentación.
“Cuando entres a la tierra que Jehová tu Dios te da, no aprenderás a hacer según las abominaciones de aquellas naciones. No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti” (Deuteronomio 18: 9-12)
Como veremos a lo largo de este artículo, Halloween es un acto de hechicería bien calculado, y preparado actualmente para dañar a los niños y jóvenes mayormente, cuando sus tutores, por dejadez o ignorancia, prestan nula atención a tal peligro espiritual.

¡Desecha Halloween!

Nosotros como padres, tenemos la responsabilidad ante Dios de cuidar a nuestros hijos. Si en sus colegios, celebran Halloween, sencillamente hablen con sus profesores y díganles que por motivos personales, sus hijos no participarán ese día de todas esas cosas, y que si es menester, se quedarán en casa. ¡Usted tiene derechos!
No permita que sus hijos participen de esa maldad.

Halloween No es un juego

“La fiesta de Halloween, nada tiene que ver con la sana tradición, sino que es pura iniquidad, y presentando un aspecto más o menos deseable e inocente, oculta una maldición que nunca ponderaremos suficientemente – ¡desecha Halloween!”
Orígenes de Halloween
Halloween, originalmente fue un festival que celebraban los celtas hacia el año 300 a.C. Ese pueblo, era controlado y dirigido por los llamados druidas, que no eran otra cosa sino satanistas de los de entonces (aún existen los druidas, y están muy activos). Los celtas eran un pueblo del norte de Europa, diseminados por Inglaterra, Irlanda y norte de Francia principalmente. Ese festival aludido, señalaba el principio del invierno. Los druidas adoraban al “dios de la muerte”, es decir, el diablo. Cada 31 de octubre, esos brujos celebraban la víspera del año nuevo céltico, en honor a esa deidad falsa llamada Samhain. Lo hacían brindándole sacrificios humanos y de animales. El festival de Samhain, llamado «el festival de la muerte», era celebrado oficialmente y aún hoy es reconocido por todos los satanistas y ocultistas.
Esos brujos de maldición iban de casa en casa, exigiendo toda clase de alimentos y otras cosas para su consumo y ofrecerlo a su “dios de la muerte”. Si la gente del pueblo no les daba esos alimentos que ellos exigían, éstos echaban un hechizo diabólico sobre sus casas, cuyo efecto era la muerte de uno de los miembros de la familia.
Llevaban en ese día consigo un gran nabo hueco y con una cara grabada en la parte frontal, que representaba el espíritu satánico del cual dependían para obtener poderes y conocimientos. El nabo estaba iluminado por una vela dentro de él, que era usado como linterna cuando iban de casa en casa por la noche. Cuando esta práctica llegó a América, en los siglos XVIII y XIX, los nabos no eran tan abundantes; el vegetal nativo que lo sustituyó fue la calabaza.
Halloween, la principal fiesta satanista del año
Hoy en día, el mismo espíritu de exaltación del mal sigue presente en esa fiesta, por mucho que se pretenda disimular. Al diablo le encanta hacer daño a través de lo aparentemente ingenuo e intrascendente. Un hecho eminentemente comprobado, es que cada 31 de octubre por la noche, se realizan actos satanistas con sacrificios humanos, sobretodo de bebés, violaciones de niños y adultos, y todo tipo de reuniones relacionadas con la exaltación del mal. Y con todo ello, una inmensa mayoría de cristianos duermen.
En vez de ponerse a orar e interceder contra todo esto, muchos incluso participan ingenuamente de ese festival, permitiendo que sus hijos se disfracen de brujas, de esqueletos, de demonios, etc., y jueguen al triste y lamentable “trick or treat” (Truco o trato), que no era otra cosa originalmente que maldecir, matar y robar a la familia que no se prestaba a sus exigencias de la manera que vemos a continuación: 
Los druidas recorrían casa por casa del vecindario reclamando un niño o una virgen, y entre gritos desgarradores, se consumía el sacrificio. A las víctimas se les arrancaba la cabeza, y ésta era clavada en una lanza. Otras eran quemadas vivas en la hoguera.
Si la familia cumplía con la entrega, los druidas dejaban un gran nabo hueco con una vela encendida en su interior, para prevenir que los demonios entraran y mataran esa familia. A eso se le consideraba el “trato”.
Pero si la familia se negaba, entonces esos brujos sanguinarios marcaban la puerta de la casa, y esa noche satanás tenía entrada libre para destruir esa familia, es sería el “trick”, es decir, el “truco”.
Muchos dirán que eso ya es cosa del pasado, pero se equivocan. Cada vez la fiesta de Halloween tiene más arraigo, más fuerza, y cada vez más se está expandiendo por todas partes, aprovechándose de las escuelas, institutos y centros de enseñanza en general y de sus responsables docentes.
¿Por qué hay tanto interés en expandir Halloween? Además del consabido negocio que los comerciantes no quieren dejar de conseguir, existe otra razón, mucho más siniestra. Es bien sabido que la noche de Halloween es la más importante del actual calendario satanista.
http://www.centrorey.org/apologetica/apg_37.html


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