La iniciativa para promover el 3 de mayo como «Día Mundial de la Libertad de Prensa o de Expresión«, partió de la Conferencia General de la UNESCO de 1991, tomando como base el Artículo 19 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: “Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión.»
Actualmente la sociedad ha tergiversado el principio de Libertad en libertinaje, llevando a los individuos a un nivel de libertad equivocado.
Hoy es normal entre nuestras familias que a veces se hable lo que no se debe, mientras los temas que urgen sean tocados en el seno familiar no se precisan en ningún momento. Expresarse con libertad no es una característica común en nuestra sociedad hoy en día, tanto en niños como en jóvenes y en adultos hay una resistencia a expresarse realmente con el corazón.
Se necesita libertad en nuestras familias, en nuestros hogares, pero para que esa libertad tenga lugar se requiere que individualmente cada uno sea libre. Cada persona se sepa en libertad. Normalmente cuando una persona está condenada no tiene aspiraciones ni físicas ni mentales para expresarse con libertad, así mismo, quizás no estemos en una prisión tras unos barrotes tangibles pero nos sentimos como si lo estuvieramos.
Quizás tu cárcel es el desconocimiento de la Palabra del Señor y sus promesas. Dice la Palabra del Señor que «y conoceran la verdad y la verdad los hará libres«(Juan 8:32), por lo que la única alternativa que tienes al alcance de tu mano para estar en total libertad se llama Jesucristo porque es el camino, la verdad y la vida (Juan 14:6). Finalmente solo seremos verdaderamente libres si el Hijo de Dios nos libertare (Juan 8:36).
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