¡Dios no bendice a hijos desobedientes!

«Cumplan, pues, todos los mandamientos que en este día yo les mando cumplir, para que cobren fuerzas y crucen el río para entrar y tomar posesión de la tierra; y para que se prolonguen sus días en la tierra que el Señor prometió dar a sus padres, y también a su descendencia, tierra que fluye leche y miel» Deuteronomio 11:8-9




Cumplir los mandamientos, estatutos y decretos que Dios nos ha dado a través de su palabra trae bendición a nuestras vidas.

En el caso del pueblo hebreo, en el momento que fue dada esta palabra se encontraban cerca de la tierra prometida listos para conquistarlas, es por eso que necesitan el respaldo de Dios, su presencia y bendición y ¡Dios no bendice, respalda ni apoya a los hijos desobedientes!

Asimismo, muchos de nosotros estamos cerca de nuestra tierra prometida, estamos en camino a conquistar nuestros sueños, metas, anhelos y deseos, y necesitamos DESESPERADAMENTE la presencia del Señor en nuestras vidas, y por ello debemos velar en cumplir sus mandamientos, en vivir en santidad, en buscar su presencia diariamente, en no descuidar nuestra relación personal con nuestro Dios sino más bien en fortalecerla.

Y así cómo debemos obedecer a Dios para obtener bendición ¡debemos obedecerle para no perderla! Dios le indicó al pueblo que si no le obedecían, si no le hacían caso, los días en la tierra prometida serían contados ¡la historia nos demuestra que Dios cumplió esta amenaza!

Debemos velar, ¡Dios no bendice a hijos desobedientes! Y por nuestra rebeldía y obstinación podemos perder todo lo que Dios en su misericordia, gracia y amor nos ha otorgado.

¡Dios no bendice a hijos desobedientes!


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