Dios todavia da miedo

«Y dijeron (el pueblo hebreo) a Moisés: Habla tú con nosotros, y nosotros oiremos; pero no hable Dios con nosotros, para que no muramos» Éxodo 20:19

Dios decidió descender al Monte Sinaí para hablar con su pueblo en persona «Entonces dijo Dios a Moisés: he aquí, yo vengo a ti en una nube espesa, para que el pueblo oiga mientras yo hablo contigo, y también para que te crean para siempre» Éxodo 19:9

Dios, el creador del universo, aquel quien hizo todo lo que existe con sólo pronunciar su nombre, venía a la tierra ¿que reacción habría que esperar del pueblo que no fuese temor?

«Todo el pueblo observaba el estruendo y los relámpagos, y el sonido de la bocina, y el monte que humeaba; y viéndolo el pueblo, temblaron, y se pusieron de lejos» Éxodo 20:18

El temor que inspiró Dios al descender en el monte Sinaí, debía traer como consecuencia una vida en santidad «Y Moisés respondió al pueblo: No temáis; porque para probaros vino Dios, y para que su temor esté delante de vosotros, para que no pequéis« Éxodo 20:20

Sin embargo, al leer la historia del pueblo hebreo encontramos que esa experiencia sobrenatural en el Sinaí no les impidió pecar contra Dios muchas veces en su travesía a través del desierto.

Al leer este pasaje debo tener en mente que Dios no cambia, él es el mismo ayer, hoy y siempre. Es un Dios santo que no tolera el pecado, es un Dios que si bajara a la tierra con todo su poder y su gloria, deseariamos no estar cerca por temor a morir frente a tanta santidad y majestuosidad…

Es verdad que Dios se manifiesta a través del amor, y la mayor prueba de esto es el sacrificio de su precioso y perfecto hijos Jesucristo; pero sería bueno recordar de vez en cuando que aun cuando podemos acercarnos ante él como un hijo que se acerca a su padre, el sigue siendo Dios y frente a él nosotros somos como el polvo.

¿A qué quiero llegar con esto? A que nunca debemos pensar que el hecho de que la gracia divina nos haya rodeado, nos permite hacer lo que nos da la gana con la esperanza de siempre obtener el perdón divino.

Nada ha cambiado en Dios con el paso de los siglos: sigue siendo tan poderoso y majestuoso que da miedo.

Pero gracias a la cruz algo si cambió en el hombre: sentimos temor ante un Dios sobrenatural, sin embargo, a diferencia del pueblo hebreo, nosotros nos podemos acercar a él

ALELUYA


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