¿Dónde pasará Usted la Eternidad?

Jesucristo dejó muy claro que la persona con una relación con Dios en esta vida; determinará su destino en la vida futura (Mateo 19:16-26; 7:13-23).

En una parábola sobre el juicio final en Mateo 25:31ff, Jesús puso de manifiesto claramente esta verdad. El concluyó su parábola diciendo: «E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna» (v. 46).
Jesús tiene poder sobre la vida y la muerte porque Él resucitó de entre los muertos (1 Cor. 15:4). «Porque Cristo para esto murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos como de los que viven» (Rom. 14:9). Él es la encarnación misma de Dios de la vida y del poder, Él conquista la muerte y la resurrección de los muertos (2 Cor. 13:4). Sólo Jesús da la vida eterna.
Además, Jesús dijo que la cosa más seria sobre el hombre es el destino eterno. El infierno es el destino de los que lo niegan a Él. El cielo es el destino de aquellos que creen en él.
Jesús no sólo da la vida eterna, Él es la vida eterna (1 Jn. 5:20; Jn. 11:25-26; Rom. 5:12a; 1 Cor. 15:20a; Gál. 2:16, 20; Fil. 1:21, 2 Cor. 4:10).
La vida que Cristo da no se limita a esta vida, pero apunta a la vida eterna, cuando el último enemigo, la muerte, es vencido para siempre (1 Cor. 15:20-28; Rom. 6:22;  Gál. 6:8; Apoc. 21:4, 1 Tes. 4:13-17). Estaremos para siempre con Cristo (Juan 14:1-3, 1 Tes. 4:17, 2 Cor. 5:8; Fil. 1:23). Esta vida que Dios da es recibida por fe en Su Hijo (1 J. 5:12).
La cosa alarmante es que no hay escape del juicio de Dios para la eternidad. Las consecuencias de despreciar o rechazar el regalo de Dios de la vida son trágicas. Es evidente en la Palabra de Dios que el pecado será castigado (Mateo 10:15; Dan. 12:2; Jn. 5:28-29; Rom. 5:12-21). Nadie estará exento. El mensaje de la Biblia está claro que nunca hay alguna muestra de que el castigo del pecado nunca cesa.
La duración del castigo será el mismo que el don de la vida. Se trata de un sin fin de ¨los años venideros.» Jesús dijo, «Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles » (Mateo 25:41). Un poco después Él dijo ¨e irán estos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna» (v. 46). El apóstol Pablo dio el mismo énfasis cuando escribió, «los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder¨ (2 Tes. 1:9).
La eternidad de Dios no es una duración limitada. Es importante que el mismo adjetivo se utiliza para el castigo eterno como para la vida eterna (Mateo 25:46). El castigo no es más limitado que el don de la vida.
Jesús hablo del infierno más frecuentemente que nadie más en el Nuevo Testamento.  El no era malo; El trato con la realidad y la verdad. En ningún lugar de la Biblia hay un indicio de cualquier posible cambio del último juicio. No hay una segunda oportunidad después de que usted muera físicamente.
Jesús dijo que «el infierno» es «fuego inextinguible» (Mrc. 9:43, Lc. 3,17); «infierno donde el gusano de ellos no muere y el fuego nunca se apaga» (Mc 9:47-48). Dios «tiene poder de echar en el infierno» (Lucas 12:5), y hay un pecado que «no será perdonado, ni en este siglo ni en el  venidero» (Mateo 12:32). El castigo eterno también se describe como «las tinieblas de afuera» (Mateo 8:12), y un abismo imposible (Lucas 16:26).
Jesús usó las imágenes vivas para enseñar las terribles consecuencias de rechazar la oferta de Dios de la vida eterna. Él describió la cruda realidad del castigo como «el infierno de fuego » (Mateo 5:22), «el fuego inextinguible» (Mrc. 9:43), «las tinieblas de afuera» (Mateo 8:12), «el gusano que no muere «(Mrc. 9:48), el llanto y el crujir de dientes (Lucas 13:28),» la resurrección de condenación»(Juan 5:29), «estar condenado al infierno «(Mateo 23:33), «golpeados con muchos azotes» (Lucas 12:47), «perdidos» (Mateo 10:6).

La Biblia habla de un continuo castigo del pecado sin fin. En ninguna parte se habla de un fin al castigo del pecado. No hay ninguna muestra de que el castigo del pecado nunca cesa.

Sin embargo, a la luz de la cruz de Jesucristo, podemos estar seguros de que la misericordia de Dios llega tan lejos como puede alcanzar la misericordia. Dios hace todo lo que se puede hacer para la salvación del hombre en la muerte de Jesucristo. Las buenas noticias son que Jesús murió por nuestros pecados en la cruz. Él fue separado de Dios porque Él se hizo pecado en nuestro nombre y pago nuestra culpa (2 Cor. 5:21). Cristo elimina nuestro pecado para que tú y yo no tengamos que ser castigados. Él llevaba nuestro castigo.
La triste realidad de nuestras opciones personales es que deben de ser enfrentadas con honestidad. El destino de los pecadores es el castigo eterno, a menos que pongas tu fe en Jesucristo como tu única esperanza de la vida eterna. Si tu corazón es condenado con este estudio, yo ruego que usted responda a la súplica del Espíritu Santo ahora y se arrepienta y crea en Jesucristo como su Salvador. No hay otra opción, y usted no puede ser neutral.
 Selah!




Mensaje por Wil Pounds (c) 2009 traducido por Katia Blandin

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