El ("¡YO!") universal…

     La señora Bésant hace poco tiempo anunció en un interesante ensayo, que en el mundo sólo existía una religión, que todos los credos son versiones o desfiguraciones de ella y que se hallaba dispuesta a decir cuál era esa religión. Según la señora Bésant, esa iglesia universal simplemente es el «yo» universal. Es la doctrina según la cual todos somos realmente una sola persona; que no hay un muro individual entre hombre y hombre. Si puedo expresarlo así, la señora Bésant no nos dice que amemos a nuestros vecinos; nos dice que seamos nuestros vecinos. Esta es la meditada y sugestiva descripción que la señora Bésant nos hace de la religión según la cual todos los hombres deben hallarse en armonía. Y nunca en mi vida había oído una sugerencia con la que me hallara en más violento desacuerdo. Quiero amar a mi vecino no porque él sea yo sino precisamente porque él no es yo. Quiero amar al mundo no como se ama a un espejo porque es uno mismo sino como se ama a una mujer porque es enteramente diferente. El amor es posible si las almas están separadas. Si las almas están unidas el amor es evidente-mente imposible.

    En vago puede decirse que un hombre se ama, pero difícilmente pueda enamorarse de sí mismo, y si se enamora, sus festejos serán monótonos. Si el mundo está lleno de «yo», realmente podrían ser «yo» desinteresados. Pero basándose en el principio de la señora Bésant, todo el cosmos es solamente una enorme persona egoísta.

G.K. Chesterton Ortodoxia

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