EL LIBRO DE GÉNESIS PARTE II/EL CICLO DE ABRAHAM/CAPÍTULO 20

le decía a la gente en cuanto a su esposa Sara: «Ella es mi hermana». El rey Abimélec de Guerar mandó por Sara y la hizo su mujer. (Génesis 20:2 PDT)

Abraham salió bien parado de la experiencia con Abimelec, una experiencia que ya se había repetido con el faraón durante su estancia en Egipto. Sin embargo, esta manera de afrontar dificultades con la mentira no está bien y no podemos afirmar que el comportamiento del patriarca fuera correcto. Al menos hay tres razones que me llevan a sospechar de ello.
La primera es que entiendo en las Escrituras que mentir no está bien y no es la manera de afrontar las situaciones. Si Abraham confiaba en el Señor podría esperar que lo protegiera como lo había hecho hasta entonces.
En segundo lugar, porque su mentira puso en peligro y afectó a otros que eran del todo inocentes. Ni Abimelec ni su cada habían llevado a cabo nada incorrecto y lo que hicieron de buena fe fue hecho, sin embargo tuvieron que sufrir de forma directa las consecuencias de la mentira del patriarca.
La tercera, porque, veo que en ocasiones el pecado puede convertirse en un rasgo o característica familiar. Esta actitud de mentira se ve en todos los miembros de la familia de Abraham, Isaac hizo lo mismo, Jacob engañó a su hermanos y los hijos de este le engañaron con respecto a la muerte de José. Paree ser que, y soy consciente de lo aventurado de mi afirmación, el pecado se transmite de padres a hijos, lo cual debería ser para mí una motivación más, un aliciente más para sumar a los muchos por los cuales no pecar.

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