Después de la terrible visión, el pastor se deshizo de todo lo que de alguna forma fuese un obstáculo entre él y Dios. Dígase: de toda «herramienta» que replique el «éxito» que otros ya han tenido. Sabía que se metía en un terreno difícil pero la decisión se había tomado.
Cuando tienes un encuentro con Dios no hay duda en que debes hacer algunas cosas.
En su corazón crecía la convicción de que algo bueno iba a pasar. Sabes. ¿Cómo esas sensaciones de que lo que pides se va a responder o que lo que esperas va a llegar?
¡Uff! Y «seguro» que «cosas buenas» estaban pasando:
El martes recibió una carta de alguien diciéndole que se iba porque el ministerio ya no era emocionante y que sus mensajes no eran profundos.
La semana siguiente se fueron 20 personas.
La siguiente dos de las «familias fundadoras».
«Me estoy quedando solo», pensó.
Pero en su corazón crecía la convicción de que algo bueno iba a pasar.
Sabes.
¿Cómo esas sensaciones de que lo que pides se va a responder o que lo que esperas va a llegar?
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