EL PODER DE LA FE (Devocional 032)

Devocional 032 (Pastores Gonzalo y Andrea Sanabria).
EL PODER DE LA FE
  

“Yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Y al entrar en una aldea, le salieron al encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos y alzaron la voz, diciendo: ¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros! Cuando él los vio, es dijo: Id, mostraos a los sacerdotes. Y aconteció que mientras iban, fueron limpiados. Entonces uno de ellos, viendo que había sido sanado,  volvió, glorificando a Dios a gran voz, y se postró rostro en tierra a sus pies,  dándole gracias; y éste era samaritano”. (Lc. 17:11-16).
Es fundamental la fe en medio de las crisis. La fe nos lleva a buscar a Jesús. El texto dice: “yendo Jesús a Jerusalén… ellos le salieron al encuentro”, ellos se enteraron que él pasaba y lo buscaron. La mayoría de las veces las angustias nos acercan a Dios. La vida de los leprosos no era nada fácil: para la mente judía estaban bajo juicio de Dios, debían habitar en las afueras de las ciudades, debían anunciar su condición si alguien se les acercaba, ceremonialmente estaban impedidos, no podían ingresar al templo, lo más seguro es que perdían su familia, su trabajo. Pero desde esa condición buscaron a Jesús creyendo en su poder, a pesar de todo tenían fe, y clamaron al Señor. 

Veamos la respuesta de Jesús. Ellos captaron la atención del Señor, “Cuando él los vio…” recordemos que el Señor iba camino a Jerusalén, pero se detiene y los vio. Por eso llama la atención de Jesús, clama a él su misericordia y él te responderá. Jesús demanda de ellos un acto de fe, Jesús les dijo: “id, mostraos a los sacerdotes”, este fue un paso de obediencia y fe, pues según la ley el leproso iba a mostrarse al sacerdote para que éste certificará su sanidad, por eso dice: “aconteció que mientras iban, fueron limpiados”, mientras actuaban creyendo la palabra de Dios, fueron sanados, esto es ejercitar la fe en la palabra de Dios.
Un corazón agradecido glorifica a Dios. El samaritano volvió a adra gracias, y aprendemos que su corazón quería estar con Jesús. “Se postró en tierra a sus pies” le dio adoración, era samaritano, los otros seguramente eran judíos. Que triste cuando nos acostumbramos a las bendiciones y no damos gracias a Dios, qué triste cuando nos acostumbramos a las sanidades y liberaciones y no damos gracias a Dios. Éste samaritano adoró a Jesús, y el Señor lo honró, pues Dios honra a los que le honran. Todos debemos reconocer que la gloria es de Jesucristo nuestro Señor, que todo viene de él y a él damos gracias.
La salvación es el milagro más grande, Jesús le dijo: “tu fe te ha salvado”, es la fe en Cristo la que te da salvación, sanidad, libertad, restauración. Jesús es salvador, nos libra de la condenación eterna y nos sigue salvando de la angustia, del enemigo, del pozo de la desesperación, etc.   
Reflexión final: Estamos en tiempos de salvación y sanidad, el señor Jesucristo murió por ti, alcanzó la victoria para ti, con un corazón agradecido adórale, y con fe acércate a su presencia y grandes cosas sucederán, nuestro Dios es sobrenatural.  
 
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