“Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz,
entregó el espíritu. Y he aquí, el velo del templo se rasgó en
dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se
partieron; y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de
santos que habían dormido, se levantaron; y saliendo de los
sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa
ciudad, y aparecieron a muchos”. Mateo 27:50-53
El momento más importante de la historia fue este. Cristo
entregaba su espíritu después de haber entregado su cuerpo para
ser molido y derramar toda su sangre. Él puso su cuerpo en pago
por todos nuestros pecados. Todo lo que nos separaba de disfrutar
la presencia de Dios, había sido cancelado en la cruz o en el
madero. El velo se rasgó de arriba hacia abajo queriendo decir
con esto que Dios es el que abrió el acceso a la gloria de Dios,
acceso a su viva presencia, todo lo que nos separaba era quitado
una vez y para siempre.
¡Esta verdad es la que da vida!. Hoy en día hay una falsa
creencia que nos dice que no somos aptos de entrar a la presencia
de Dios. En la vida religiosa impera la condenación, impera la
falsa creencia de que no somos aptos de recibir la bendición de
Dios. Hay una falsa creencia que nos dice que debemos estar
siempre lamentándonos por el pecado y pidiendo perdón a cada
momento y nunca podremos ser completamente perdonados para tener
acceso completo a Dios. El enemigo ha torcido la verdad de Dios.
Cuando Jesús murió nos estaba dando acceso libre a la entrada con
el Padre. Cristo se puso él mismo como pago por este acceso, el
requisito de Dios es que una víctima inocente, sin mancha, sin
pecado derramará su sangre para cubrir con el pecado que nos
impedía acercarnos a Dios.
Cuando Adán peco se perdió ese acceso a Dios. Cuando Adán pecó
fuimos separados de la gloria de Dios y entro la conciencia de
pecado al hombre. Dios dijo: “si tomas del árbol prohibido de
cierto morirás”, morir significa “separación”, en el momento que
Adán pecó fue separado de la gloria de Dios. Ahora Adam tenía una
conciencia de ser pecador, tenía miedo y culpabilidad. Su
desobediencia trajo la conciencia de pecado al hombre y la
condenación.
“Mas Jesús, habiendo otra vez clamado a gran voz,
entregó el espíritu. Y he aquí, el velo del templo se rasgó en
dos, de arriba abajo; y la tierra tembló, y las rocas se
partieron; y se abrieron los sepulcros, y muchos cuerpos de
santos que habían dormido, se levantaron; y saliendo de los
sepulcros, después de la resurrección de él, vinieron a la santa
ciudad, y aparecieron a muchos”. Mateo 27:50-53
La tierra reconoció el poder de este suceso, Dios testificó de la
validez de este acontecimiento. Cristo había sido sacrificado en
favor nuestro, lo que había sido profetizado se había cumplido.
Muchos resucitaron después de Jesús, para dar testimonio de la
vida que imparte esta verdad.
Después de esto volveré
Y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído;
Y repararé sus ruinas,
Y lo volveré a levantar. Hechos 15:16
Esta profecía fue dada por Dios a Amós. El tabernáculo de David
era diferente al de Moisés. En el modelo que Dios le dio a
Moisés, la presencia a la gloria de Dios era tan exclusiva que
solo el sumo sacerdote podía entrar y solamente una vez al año y
solo en el día del perdón. También conocido como el año
nuevo, cuando Dios hace todas las cosas nuevas. El tabernáculo de
David después que recuperaron el arca del pacto que había
sido robada por los filisteos, fue una tienda que tenía libre
acceso y era admirada por todos a simple vista. Dios le revelo a
David después de indagar sobre la presencia de Dios que esto
mismo se iba a cumplir. Esta profecía de Amós no declaraba
lo que Dios haría por la humanidad. Esa profecía se cumplió el
día que Cristo murió y ahora tenemos acceso libre al Padre.
“Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en
el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo, por el camino
nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su
carne, y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios”.
Hebreos 10:19-21
Con este acto poderoso Cristo venció a Satanás y ahora no hay
nada que nos impida entrar, cuando tu aceptas el sacrificio de
Cristo en la cruz y su sangre derramada. Ya no hay más que hacer,
Cristo ya lo hizo todo, ahora solo queda dar gloria y honra al
que vive para siempre.
“En esa voluntad somos santificados mediante la
ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre”.
Hebreos 10:10
Guarda este tesoro en tu corazón, nunca necesitaras pedir más
perdón por tus pecado, mírate a ti mismo como Dios te ve, no como
la religión te ve. Basa tu creencia en la verdad y no en la falsa
doctrina de que somos imperfectos. Ahora somos aceptos en Jesús.
Somos completamente aceptables.
Y nos atestigua lo mismo el Espíritu Santo; porque
después de haber dicho:
Este es el pacto que haré con ellos
Después de aquellos días, dice el Señor:
Pondré mis leyes en sus corazones,
Y en sus mentes las escribiré, añade:
Y nunca más me acordaré de sus pecados y
transgresiones. m
Pues donde hay remisión de éstos, no hay más
ofrenda por el pecado. Hebreos 10: 15-18
Deja de vivir en la carnalidad y la falsa religión, Dios dice que
eres completamente perdonado, eres completamente salvo, eres
completamente limpio, eres completamente santo, eres
completamente libre. La próxima vez que Satanás te acuse,
recuérdale que Cristo murió por ti, recuérdale el calvario y
recuérdale la sangre de Cristo. Y si fuera poco, no platiques con
él, ya que él es un mentiroso.
¡Gloria a Dios, ahora tenemos libre acceso al Padre!. Y el perdón
por siempre.
¡Por eso te alabamos Señor, Rey de reyes y Señor de señores!.
Escrito por Abdiel Salas.
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