Leí lo siguiente: «El estrés es directamente proporcional a prioridades mal ubicadas».
¡Cuán cierto! Lo he vivido en carne propia. Cuando corro y corro, debo detenerme y ver qué me estoy perdiendo. Quizá estoy descuidando a mis hijos, o mi casa, o mi tiempo a solas con Dios. Probablemente estoy corriendo porque quiero sentir que eso me da valor, pero en realidad, cuando las cosas se hacen con calma, se disfrutan como cuando saboreas un brownie fudge con trozos de chocolate.
Ya hasta se me antojó…
Deja una respuesta