SANTIAGO 4,17
17 El que sabe hacer el bien y no lo hace, comete pecado.
Santiago ya nos tiene acostumbrados a ser muy directo en sus planteamientos acerca del seguimiento de Jesús. Para nosotros, debido a nuestra educación y cultura, lo normal y el énfasis es evitar el practicar el mal. Nos sentimos bastante bien si no hacemos esto o lo otro. Calificamos nuestra vida espiritual en función de todas aquellas cosas que dejamos de hacer.
Santiago, como siempre, va un paso más allá. No sólo es cuestión de dejar de hacer el mal, debemos de forma intencional hacer el bien, perseguirlo, buscar oportunidades y aprovechar todas aquellas que Dios, la vida y las circunstancias nos presentan.
Santiago nos indica que el pecado no es únicamente una cuestión de practicar el mal, es también una omisión de hacer el bien posible y necesario. Debemos, pues, incorporar en nuestra vida este factor de evaluación, en qué medida me he resistido a practicar el bien que a lo largo del día de hoy se me ha presentado.
UN PRINCIPIO
Tener la oportunidad de hacer el bien y no hacerlo es pecado.
UNA PREGUNTA
Qué bien está a mi alcance y no estoy haciéndolo?
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