ÉXODO PARTE II/ LA MARCHA A TRAVÉS DEL DESIERTO/CAPÍTULO 17

Y cuando Moisés tenía los brazos levantados, los israelitas dominaban en la batalla; pero cuando los bajaba, dominaban los amanecidas. Y como a Moisés se le cansaban los brazos, tomaron una piedra y se la pusieron debajo; Moisés se sentó en ella, mientras Aarón y Jur le sostenían los brazos uno a cada lado. De esta manera los brazos de Moisés permanecieron levantados hasta la puesta del sol.

Este pasaje, y la situación que describe, aporta, en mi humilde opinión, mucha luz acerca del liderazgo y nos muestra dos vertientes de la misma realidad. La primera vertiente es la necesidad que todo líder tiene de ayuda para llevar a cabo la tarea que le ha sido encomendada. El pasaje habla por sí solo. Moisés no habría podido resistir sin ayuda y su agotamiento hubiera tenido consecuencias, no únicamente sobre él mismo, sino sobre el resto del pueblo y la función que el líder debe llevar a cabo. 

Aplicación. Sencilla, cuida a tu líder, sé sensible a sus necesidades, apóyalo, sujeta sus brazos de forma metafórica o real.

La segunda vertiente es el reto que significa para el líder dejarse ayudar. Hacerlo significa reconocer que es vulnerable, que no llega a todo, que precisa de otros para llevar adelante, no sólo su tarea, algo bastante normal. Sino, a menudo, también su propia vida personal. En ciertos contextos donde el líder ha de tener todas las respuestas, todo el conocimiento, toda capacidad, puede ser difícil reconocer que se necesita ayuda y aún mucho más, el pedirla. Sin embargo, eso puede llevarle a su destrucción y, consecuentemente, sufrir él y su pueblo.

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