ÉXODO PARTE III/ LOS ACONTECIMIENTOS DEL SINAÍ/ CAPÍTULO 23

Nadie se presentará ante mí con las manos vacías.

Este capítulo, entre otras cosas, habla de la instauración de las diferentes fiestas que Israel debía celebrar en honor el Señor. Es precisamente en este contexto que Dios da este mandamiento. Si tenemos en cuenta que los acontecimientos del Sinaí narran el comienzo de Israel como nación, aquello que se establece al comienzo es muy importante porque marca la pauta de lo que será o debería de ser natural en la vida del naciente país. 

Me ha hecho pensar que aquí hay un principio espiritual muy importante, el principio de la gratitud hacia el Señor por todo aquello recibido de Él y que debería de trasladarse en una actitud de no presentarnos ante Dios con las manos vacías, antes al contrario, llevarle a Él lo mejor que disponemos.

Nuestras manos pueden estar llenas de dinero, de tiempo, de nuestros dones, de nuestro servicio, de nuestra disponibilidad, de nuestra entrega a otros, de…. cada uno de nosotros sabe qué puede y qué debe traer ante Dios para que ofrendarlo. 

Estamos acostumbrados a acercarnos al Señor para recibir, rara vez para dar. Lo percibimos con una máquina expendedora de bendiciones de todo tipo -a ser posible materiales- no como el merecedor de recibir todo lo bueno y mejor que poseemos.



Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.