ÉXODO PARTE III/ LOS ACONTECIMIENTOS DEL SINAÍ/ CAPÍTULO 30

El sábado será para vosotros un día sagrado, observadlo.

No entraré en la polémica acerca de si debemos observar el sábado o el domingo. Más bien me interesa el principio detrás de la forma, la necesidad establecida por el Señor de cada siete días hacer un alto y descansar a imitación suya que el séptimo día, después de haber terminado su proceso creativo, descansó. 

El sábado tiene como finalidad descansar del trabajo acumulado durante la semana. En nuestras sociedades occidentales donde cada vez hay un ritmo más frenético de vida el día de descanso se convierte en una necesidad vital para que nuestra organismo pueda reponer fuerzas.

Pero pienso que hay otro propósito para el día de reposo y es volver a centrar nuestra vida en Dios. Hemos confundido el día del Señor con el día de la iglesia y el consagrar el día al Padre con dedicarlo a actividades religiosas. Si bien estas tienen su lugar, que como pastor afirmo, no creo que sea lo central y fundamental de ese día. Antes bien pienso que cada siete días Dios nos da la oportunidad de hacer un parón, llevar a cabo una evaluación de nuestras vidas, de nuestras prioridades, de cómo estamos viviendo y realizar los ajustes y rectificaciones que sean necesarios. De este modo nuestra vida y nuestro seguimiento de Jesús no irá zozobrando, antes al contrario, podremos rectificar el rumbo y ajustar la dirección.

Podemos pasar el día ocupados con actividades religiosas -que en muchas ocasiones añaden todavía más estrés al que ya genera la vida en sí misma- pero si entramos en la nueva semana sin haber centrado nuevamente nuestra vida en el Señor podría ser que hubiéramos errado totalmente en la observancia del sábado.

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.